viernes, 15 de enero de 2010

Despedidas


Diario de viaje XVI

♪"Podría disimular pero el olor de tu voz se acurrucó entre mis cosas"
Y en cierto momento creo que lo dije, todo tenía ese olor que había sentido tanto tiempo respirar tan cerca.
Luego se me vienen a la mente unos versos de Borges, casi al azar:

Si para todo hay término y hay tasa
y última vez y nunca más y olvido
¿Quién nos dirá de quién, en esta casa,
sin saberlo, nos hemos despedido?

Límites es el título del poema, y ahora se me hace tan justo... Límites, poner barreras y querer cruzarlas una y otra vez, con la boca, con las manos, con palabras, pero de nuevo barreras, voluntarias e involuntarias, ajenas y propias. Límites geográficos y personales, límites suicidas que invocan noches en que todo es confuso.
Pero de nuevo el olor... podría disimular pero no quiero, podría fingir que hay tantos límites que me impiden cantar bajito esa canción, pero no quiero. Entonces miro distraída a la gente en el bar, mientras hablan de cosas que ya no me incluyen y respiro el olor en mis brazos. Cierro los ojos. Y entiendo tanto...

9/1/10



Diario de viaje XVII

Todo lo que alguna vez quise estaba ahí.
Sonreí y apuré el paso. Todo fue perfecto, incluso el calor y los mosquitos.
Y si agrego detalles, sólo serán detalles, palabras, retratos de alguna escena aburrida en una ciudad, fragmentos de un viaje.
Lo importante es que por un rato todo lo que siempre quise estaba allí y me miraba.


9/1/10



Diario de viaje XVIII

Quería certezas y me empeñaba en buscarlas, en fabricarlas de alguna manera. No me di cuenta hasta entonces que eran otro tipo de certezas las que me esperaban y que tenía que aceptarlas, abrirles la puerta, dejarlas entrar y no preocuparme por buscar otras más trascendentes.
Las certezas del cariño, de los pequeños gestos que engrandecen, que quieran ir a verme un último ratito antes de que parta quién sabe por cuánto tiempo. La certeza de que siempre hay planes, de que las risas son más lindas de a muchos, de que puede haber paz en cualquier momento, aunque sea por poco rato, cuando alguien nos quiere. Que querer implica algo más allá de verse todo el tiempo o conocerse de toda la vida.
Certezas, montañas y montañas de certezas que se acumulan para iluminar el regreso a casa.

10/1/10

3 comentarios:

eMiLiA dijo...

Me encanta el tono melancólico de tu diario aun cuando escribas sobre cuestiones más "alegres"

Un abrazo!

Terapia de piso dijo...

Yo siempre intento que los límites no me limiten. Hay que procurar hacer eso. Buscar la fórmula.

Saludos.

José Roberto Coppola

Emma dijo...

Es raro cuando uno busca algo que no encuentra pero cree haberlo encontrado, verdad?