sábado, 25 de febrero de 2012

In memoriam

Venías a casa porque sí, tomabas mate con papá y mamá y me traías "pastillitas con varicela", como vos las bautizaste, y yum-yum.
Me sentaba en tu falda, me hacías reír, me hablabas con tu voz afónica, me viste nacer y crecer.
No olvido tu voz llorosa en el teléfono aquel día en que te pedí que fueras mi padrino de hecho, con la niñez revoloteando por mis venas.
La vida te puso a mi lado desde la panza de mamá. Anda por ahí esa foto en que yo, demasiado pequeña para recordarlo, me río en tus brazos mientras me alzás por los aires.
Dejamos de vernos tan seguido y, es raro, pero un amor muy grande hace que ahora que te fuiste para siempre no pase un día sin pensar en vos.
En tu voz particular. En millones de detalles que acarreaban sonrisas.
Incrédula y triste, busco la paz en los recuerdos de tiempos mejores, de familias enteras, de compartir amistades y juegos y charlas porque sí.
Busco alguna forma de que no se me olvide tu cara, tu sonrisa tan linda, tu olor a colonia de afeitar, tu voz rasposa, tu cumpleaños...