viernes, 25 de noviembre de 2011

Transilencios

«El silencio es como espuma fría en la playa, M.
Y decido empezar así la carta porque tengo la garganta llena de esa espuma, peor que si me tocara los pies desnudos en una orilla sin nombre.
Y es raro que el agua que dejamos correr bajo el puente se haya estancado, huela mal de a ratos y ahora se haya purificado tan milagrosamente. Quizás, después de todo, hasta celebre el silencio.
El agua que nos encuentra de nuevo en el andamio de tu insomnio y mis matinales obligaciones, el café de por medio, ese amargo gusto que quizás ambos creamos que saboreamos en simultáneo y compartiendo el paladar.
Por qué las noches, M. Por qué las noches como resaca de este océano me traen cual pergaminos en botellas esas palabras trasnochadas.
Debe ser que quiere invocar ese nombre nunca pronunciado y ese rostro y esas manos desconocidas en las mañanas más frías del invierno en este hemisferio, para que una oficina no se vuelva tan tediosa, para que aún tus desgarros y palabras dolorosas sean mi desayuno perfecto.
El silencio es esa niebla espesa que me envuelve al salir de casa camino al trabajo. Cuando menos lo esperaba, tu voz imaginada rompió su hilo sutil pero firme y de nuevo fuiste esa inicial que me trae las mayores alegrías.
La espuma deja un rato la orilla, me calzo, empiezo una caminata de regreso.
Que descanses, zigzag de trazos.»

Miranda no tiene sueño y escribe cartas

martes, 15 de noviembre de 2011

Abrir

"La primavera abre los párpados
en un Gibraltar de partituras"
Roberto Bolaño

Yo abro los párpados en la ciudad despierta que parece no tener párpados.
Yo abro los poros al sudor efímero de los subterráneos apretados y de los trenes largos.
Abro el décimo recinto de mi pecho ante la tibieza rosada de cualquier viaje.
Para encontrarme contigo, conmigo, con los aromas que me devuelven al lado del bien.
Para siempre ha valido la pena ese abrazo, el abrazo azul-viloeta en el jardín botánico, el abrazo color mandarina en la puerta de un edificio, el humo sobrevolando el ajuar de nuestra amistad, las cosas regadas accidentalmente sobre el cubrecamas. Les saco una foto, es nuestra. Somos nosotras.
Me espera la tarde de amor más larga y última, pero este aperitivo de amistad, este triángulo exquisito de palabras compartidas, los poemas de Bolaño que leo en voz alta en la plaza, toda esta soledad pisoteada por las dos almas que me dan la certeza de que las distancias son imposibles.
Pero y todo esto. Qué hace una niña de seudónimo perpetuo con todo esto que le inunda la vida.
Yo abro las ganas de no irme nunca de abajo del paraguas que me abrigó siempre.

"- Hola, soy Psichopoet, ¿de casualidad ustedes son Brindo por nosotros y Connotaciones?"
Ellas son hermosas, y yo feliz.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Noches que la vida me debía

Polipoesía. Y el encanto de la tarde que se cubre de hormigas.
Baja el sol, baja la temperatura, las palomas también bajan a comer de una mano, baja el fruto de un árbol azul.
Y cómo la primavera pasa, cómo camina, renga de letras en mi boca, esta primavera lluviosa y con olor a poco.
Polipoesía. Un corazón enorme salpicado de miedos. Aparece la tarde, montaña de traspiés y sombras, aparece detrás de una cortina de humo para darnos vida hasta el fin del mundo. Mañana. 11-11-11. Y reventarnos la boca de palabras para no escupir sangre o desmayos.
Polipoesía de fin del mundo. El eco de cuatro pares de pasos desde la mañana a la noche, la nueva noche, la dulzura verde entre los dientes, inspirando y exhalando a un mismo ritmo.
Qué ganas de ser primavera, qué ganas. Para abrazar el sótano en que se sentó una mujer hermosa a leerse el alma en el espejo del cuaderno, descruzar las piernas, iluminar la noche enceguecida y tibia.
Qué ganas de ser primavera para estirar la brisa nocturna y tocar el cuerpo de los que se aman, volviendo a casa.

sábado, 29 de octubre de 2011

Combustible

No es amor. Es el recuerdo de un amor viejo y usado el que lo hace llorar frente a las páginas anchas del libro casi autobiográfico.
Ahora sí tiene amor, tiene su vida prolijamente organizada, con algún sobresalto o preocupación, pero unos brazos delicados y pacientes que lo esperan cada tarde al volver, un corazón al que dar todo ese amor estancado en años de no correspondencia.
Ese amor viejo, que ya no siente pero que recuerda como épocas de ambigua felicidad, de su corazón destrozado y a la vez hermosamente teñido de su presencia, ese amor que había olvidado y que no cambia su vida actual en lo más mínimo es el que regresa en cascadas de lágrimas al leer esas palabras.
Frases completas que se sabe de memoria, pensamientos discutidos en noches de cigarrillos y bebidas calientes, hechos pasados y citas y autores e historias y actos de amor destinados a otros.
Todo está en esas páginas.
El recuerdo de cómo amó lo atormenta impunemente. Tiene ganas de gritarlo, de llorarse la noche por completo, tragarla entera, destrozar el libro que ahora cuelga de su mano izquierda.
Sin embargo lo coloca piadosamente en el estante más especial, atesora una vez más ese amor antiguo que tantas veces les sirvió de combustible.
Se mete en la cama y abraza con todo el amor que es posible dar a ese cuerpo tibio que lo recibe sonriente.

domingo, 16 de octubre de 2011

Nóminas porfiadas

Manos, dedos, pies, pieles que se enredan como partes de una colección sin título, Zahires temibles.
Luego, la culpa engendrará hijos a los que no hemos de asignar nombre. Porque la esperanza de vida, porque hasta los dos años, porque el cariño sin sentido.
El nombre, sutil diferencia entre ganado y mascota, entre zoológico y casa.
Así vamos cargándonos de nóminas inservibles, sintiendo en cada pie que rozamos por accidente, en cada línea dibujada en la piel por una mano ajena, el peso de los nombres arañándonos con fuerza.
Así van esas colecciones llenas de pasados, llenas de hormonas desordenadas y de escrúpulos sofocados, ocupando poco a poco nuestra peculiar percepción del universo.
Por qué, perchè, pourquoi, dice alguien. Y cual índice telefónico acomodamos todo en su sitio, bajo etiquetas.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Falencias

Y un cielo limpio no basta. Ni las estrellas trazándonos mapas de ensueño. No basta tener la facultad (ahora inalcanzable, casi sublime) de escribir poemas para jactarse de tener voz.
No basta tener un pañuelo blanco con que saludar al ver partir el tren.
No bastan los amortiguadores, la cuenta regresiva que cada tanto imponen las resacas.
A veces la ventanilla del ómnibus tiene pegada la postal de ese lugar al que siempre prometiste que irías, esos viajes nunca hechos sobre los que alguna vez escribimos.
Y no basta el recuerdo de esos días de promesas al viento.
En este tiempo de primavera recién estrenada, de la ola de frío que se avecina pese a que las pelusas de los árboles comienzan con la amenaza de cada año, en este tiempo de hormonas viajeras, no basta con hacerse a la idea de futuros comienzos.
Hay un no sé qué de encanto perdido en la ciudad que me compartió siempre con otros destinos. Están las fotos que se caen de revistas cuando uno menos quiere encontrarse con ellas, están los mensajes encriptados de la culpa, las cartas sin remitente de esos ayeres que se acobardan cada tanto en la memoria.
Una golondrina no hace verano. Y un día de sol no hace la primavera, tampoco.
No basta el cuento antes de dormir para garantizar un sueño apacible.
Pero tampoco se encuentra por ahí en una volqueta lo que falta, como encontramos cada tanto pedacitos de otros para recrear nuestro propio universo de colores.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Ascender

Subió al ascensor y miró hacia el techo. En la pared del fondo, el espejo le devolvía una sonrisa más grande que su cara.
Lo habia besado con el alma, como hacía tiempo no besaba a nadie. Y fue en el alma donde recibió también ese beso que se le devolvía frágil y a la vez seguro sobre los labios.
Tuvo una certeza extraña, a siempre y a nunca al mismo tiempo. Contó días sin saber por qué, esperó  un temblor de cielo mientras el ascensor seguía su camino.
Llegó y la habitación estaba lista para la breve muerte nocturna. Amanecería con un almuerzo compartido y ese rincón del alma extrañando el beso de despedida, que inauguraba un solsticio de veranos interminables en el corazón.

(y hoy me levanté con tantas ganas de escuchar a Lisa)

lunes, 12 de septiembre de 2011

Bienvenida-despedida



Los tambores suenan como el latido de un corazón. El corazón de Montevideo que me recibe de nuevo en su regazo de hermafrodita en pena. A otros los despide y les desea buen viaje, y es por eso que estamos caminando-bailando en esta calle con tanta historia de música, al compás de los tambores que no pueden significar otra cosa que el sonido de estar en casa.
Andrew baila y me invita a seguirlo. Casi sin darme cuenta estoy sobre los hombros de Andrew abarcando con mis ojos de noche prestada ese mar de gente que nos rodea. Más adelante la comparsa ensayando, a todos los costados la gente que disfruta los primeros signos primaverales en una noche de corazón latiendo y barrio en erupción.
Marcos sonríe y saca fotos. Sonrío también admirando su valentía de última noche en esta ciudad de tambores y lunfardo entrañable, que ha sabido mezclar, como cóctel marca registrada, con su idioma.
Allá arriba, sobre los hombros de un Andrew alegre y bailarín, la nostalgia se hace inservible y nomás puedo acompasar mis movimientos con ese cuerpo que me sacude sobre las cabezas de otros.
Me siento de regreso al sur y bienvenida, asistiendo a deshora a una despedida encaprichada con el regreso. Luego, abajo, las promesas, los deseos de banderas entremezclados con el abrazo último.
El barrio que sigue latiendo con su corazón de lonja. La calle que me pierde entre humo y el sabor amargo de una cerveza.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Llantos sin instrucciones

Se llora con las manos en la espalda, a veces. Silenciándonos esta forma maniática de hablar acompasando la voz con movimientos manuales.
Se lloran lágrimas de todo y de nada, esa impotencia veloz pero cobarde que nos inunda cada vez que el día regala una pausa.
Un libro que no leímos nunca, una persona que dijo lo que quisimos decir alguna vez y nunca nos salió, el hombre de tu vida que llega diez años después de que dejó de ser el hombre de tu vida, los amigos que dejaron de ser amigos y tienen nuevos amigos, el beso de dos enamorados en una plaza y la forma que él tiene de tomarle la cara, tan parecida a esa otra forma de...
Y todo es un llanto con las manos en la espalda. Las manos atadas con el hilo invisible del silencio, de no poder decir que hoy cada cosa te hace llorar como bebé.
El llanto de los sinsentidos, de esos paraísos perdidos que son paraísos sólo frente a tus ojos.
El día acaba y también tiene su motivo de llanto.
La almohada entrecierra los ojos y en vez de lágrimas canta una canción de cuna para que duermas desconosoladamente en paz esta noche.
Se llora con una sonrisa hacia adentro, a veces. Y entonces ya Julio no nos hace falta porque es un llanto carente de instrucciones.
Incluso, a veces, uno no se da cuenta que existe.


(gracias, Adele)


viernes, 9 de septiembre de 2011

Lucecita


éramos dos figuras en la noche
envasados en el auto sin luces
a un costado,
fantasmas,
irremediablemente perdidos.
una luz distante nos dio esperanzas
minúsculas, como su tamaño en la lejanía.
también nos llevó a la discusión
de si se alejaba
o se estaba acercando.
así nos dormimos
en un vaivén de esperanza y desasosiego.
por la mañana, supimos,
sin siquiera hablarnos
que ambos estábamos pensando
en el tercer canto de la Divina Comedia
aunque sin avispas o bichos
que nos picaran.

Setiembre 2010

domingo, 28 de agosto de 2011

Idas y vueltas




Hubo una euforia similar algún diciembre lejano. Efímeros días cargados de canciones, aroma a té y suspiros.  Pero entonces no amaba los erizos. Para entonces no había conocido mi parte más oscura ni había luchado contra ella, para entonces me faltaba demasiado por ver.
Agosto está lleno de planes. Un perfume a cosas nuevas se desenvuelve del cielo, cuelga entre los puentes invisibles que unen puertos de ciudades extrañas y los viajes dejan de ser fotografías para ser planes con fecha de ida y vuelta.
Un día habrá una sola almohada y no habrá boleto de vuelta.


martes, 16 de agosto de 2011

Canción del cielo por pies

algo en las puntas del pie
en las plantas
el suelo más duro que la última vez.
pies de pan de peso ligero
pies de santísimo sábado.
apoya la punta del pie
pie de tan lejos que viene hasta acá
algo que no es y deja de ser
mientras va volando
en la suela del pie
algo, todo, sí, lo cambia
pie de erratas
pie de fantasmas.
pie del caminante que no va a llegar
pie del peregrino que no mira hacia atrás.
hoy, ayer, a veces, nunca
pies de cansancio
los pies de niké.
algo trepa muros, salta, enjuaga
la risa del cielo, volar con los pies.
y así se va, se viene,
voz con voz cantando,
pies de tanto vuelo
que acechan a Dios.

lunes, 8 de agosto de 2011

Esto, nada más


Un muro blanco. La soledad apretada de algunos días en la contemplación del muro.
Blanco: pensar en nada y en todo a la vez.
Y parecer gigantes en esta inmensidad de pequeñeces.

la noche suena un poquito así...


jueves, 4 de agosto de 2011

Postpremoniciones

"De pronto, a la mañana, el cigarrillo en ayunas y un humo temerario nadando en el aire. Entonces el asco. Tanto asco que la idea de cualquier cuerpo le es insoportable. Tanto asco que no sabe dónde poner las manos y, mucho peor, no sabe qué hacer con su cara"
De textos perdidos por ahí

Se asoma desde la terraza y los lentes de sol se desprenden de su cabeza, resbalan entre el pelo aún sin desatar y amenazan con caer dos pisos más abajo. El reflejo y la mano que los atrapa a media caída, la respiración contenida por segundos que se suelta de golpe.
Es de noche y hace luna. Luna llena. También calor.
Mira hacia arriba y luego vuelve la vista sobre la gente que se amontona en el boliche de la esquina. Se siente protegida allí arriba, aunque su cuerpo sólo vista una sábana enroscada y haya estado a punto de perder los lentes.
Se suelta el pelo, cae en bucles marrones que, al contrario de lo que sucede en las publicidades de shampoo, no brilla ante la fuerte luz de la luna. Y sí que es fuerte.
El verano y la escapada por unos días la llevaron a esa terraza lejana, desde donde contempla el casco viejo de una ciudad casi tan anónima como ella esa noche.
Luego volverá al cuarto minúsculo donde alguien la ensaya sobre una hoja de papel desde hace rato. Ella subió a tomar aire, respiró la luna, se sonrió al pensar que podría haberle dado un nombre falso en lugar de su verdadera y pasajera identidad por esos lados. Las líneas indecisas del lápiz surcan el blanco tomando la forma de su cuerpo envuelto en sábanas, recreando una situación ficticia, como si, de pronto, ella se asomara desde la terraza hacia la calle y algo se estuviera precipitando al vacío.

viernes, 22 de julio de 2011

Juegos

Patea la pelota naranja a lo largo de la vereda. A veces su contricante es él mismo, a veces el viento, de a ratos algún ser imaginado.
La pelota que se esconde entre macetas, tras los muritos de los edificios, en los canteros.
Patea la pelota y juega el juego silencioso de inventar el juego a cada segundo.
Así como el murmullo creativo, va inaugurando la experiencia en cada patada, en cada contrincante, en cada recorrido naranja trazado por la pelota.
Y va acariciando sueños, siendo diferentes personas, construyendo otro juego. Cuando acabe con la pelota y retorne al juego de la vida, habrá más murmullos que contener, más decisiones inmediatas en ese juego de libertad.
Amén por el niño.
Y yo afuera.

domingo, 17 de julio de 2011

Después


La rubia mira a la cámara y sonríe. Se dispone a cantar alguna canción y practicar juegos, tontamente feliz.
La verdadera rubia, la que debe estar en su casa a algunos kilómetros, ignora que es observada a través de la pantalla, mientras protagoniza un momento feliz de la vida de alguien.
Ya pasó demasiado tiempo. El video se volvió aburrido. Sin embargo él sigue mirando y cada tanto sonríe. Hay en su mirada un noséqué de nostalgia, se deja llevar, casi contra su voluntad, a aquella tardecita de sol en el sur, rodeado de gente querida.
Ya no es la rubia con nombre pseudo francés quien le mueve el piso. Pero tampoco esa otra rubia que tiene a su lado y desde la oscuridad observa su cara transformarse al recordar viejos tiempos frente a la pantalla. Ella lo observa y sabe que las cosas no serán lo mismo, que los ojos no mienten, que algo se le quedó atracado en el alma al rescatar el viejo video de los archivos llenos de polvo que quizás prometió dejar congelados.
Esperan a que termine y el aire se carga de silencio.
Ya no se ríen ante el miedo absurdo de encontrársela en el barco, de retorno a casa para él, de vuelta a la aventura para ella.
La tarde se adivina borrosa y el calor puede más. Más tarde habrán despedidas y promesas.
La certeza llegará tarde. Cuando recuerde la nostalgia en los ojos al ver pasar el video de la felicidad perdida, ya se habrá desatado la tormenta.
Para entonces, sin saberlo, ella leerá una novela de quinientas páginas y esperará más tormentas, hasta que el sol la encandile y se prohíba revivir imágenes que anidan en el polvo de sus archivos virtuales.


viernes, 15 de julio de 2011

¿Vamos?




Tengo ganas de llorar, ¿vamos al parque?

Mejor quedémonos contando gotas de lluvia en la ventana. O matémonos de amor en un tren con destino lejano.
Tengo ganas de poblar habitaciones, ¿vamos al parque?
Para que la tarde sea más larga, vamos. Para que la almohada sea más blanda.
Y si aún con el café, con los cumpleaños, con el baile ese que quiero bailar, con las guitarras de otros, con la euforia en cada "hola", con el despertador que no miente, si aún con todo eso tengo ganas de llorar, ¿venís conmigo al parque?
Tengo ganas de entretiempos llenos de sueño y que la cinta de moëbius me desarme de nuevo en el más íntimo grito, en un loop eterno...
Cuánto caracol callado ensucia con su rastro los días de este mes larguísimo. Un rastro de sol por todo el sol que entró por la ventana, un rastro de luz por toda la luz que tuve, pequeñita, guardada en mi puño.
Vamos al parque. Es hora de doblar la esquina y recibirme adentro.
Tengo ganas de llorar. Afuera, a la intemperie, contigo.


miércoles, 6 de julio de 2011

Estonoibaaserasí





Entonces no se trata de ser original, sino de ser legítimos. Y nos miramos a los ojos comprendiendo que ya estábamos del otro lado. Una se va con el corazón seguro, confiando en la legitimidad de sus búsquedas, confiando en el esfuerzo colectivo y viéndose como en un espejo en las miradas de los otros.


Desprecio notablemente a los sofistas, a los que aman la retórica al punto de copular con ella sobre las barras de los bares, sintiéndo que su cara, como la del reflejo de Narciso en el agua, está en el de su interlocutor.

Te quiero porque no querés convencerme de nada. Te quiero porque me convencés de tanto, si querer...


(y esto comenzó tratándose de la satisfacción del trabajo cumplido antes de un viaje...)

jueves, 30 de junio de 2011

Mirá hacia arriba

El pájaro doméstico enarbola su vuelo.
El árbol de la calle hace volar sus hojas.
Árbol-vuelo, ramas-jaula, enramada doméstica en la calle sin nombre.
Aprender a volar con todas las letras. Vos que siempre te soñaste tan piloto. Yo que me soñé tan azafata. Y ellos que siempre han sido pasajeros.
Pájaro: planeador con plumas.
Árbol: arterias aéreas.
Pero que valga la pena el vuelo.


 
"hago pájaros de barro y los echo a volar"

lunes, 27 de junio de 2011

Se me escapa



Dije que nunca y la ternura se me escapa. 
Algo se abre en el mes.
Algo se abre entre la ola de frío polar y entre los ojos que despiertan brillando de sueños.
Hay promesas fáciles de romper, sin culpa, hasta con una satisfacción inconfesable.

martes, 21 de junio de 2011

Por eso

Alguien llora. Debe ser el frío. Una mujer tose en la calle bajo las frazadas raídas. El ómnibus no pasa. No queremos que pase. De a poco la madrugada. Nos animamos a la risa. Nos arrimamos a una última espera.
Alguien calla. Ahora es tiempo y siempre fue tiempo. Pero el tiempo parece agua entre las manos.
Un motor se enciende. El corazón tiembla. Hay palabras que se dicen con los ojos.
Alguien llora. El amor se parece a secar las lágrimas en silencio.



"avisame que yo quiero, si pensás venir..."

lunes, 13 de junio de 2011

Blowing light


Motas de polvo que mutan en luz.
Apareciste. Entonces las motas de polvo fueron luz, lucecitas de colores.
Luciérnagas.
Bichitos diminutos que se esparcen y saben alumbrar, recreo visual, fascinante universo de los niños.
Pequeña luciérnaga envuelta en una orilla distinta. Perla de luz, brillante inmensidad de lo minúsculo.
Relámpagos.
Pero en su estallido demasiado color y lo fugaz.
Yo quiero que te quedes, relámpago, que habites mis días y mis noches.
Extraña partícula solar que entibia. Me entibia.
Motas de polvo que se vuelan, despejan mis ojos y mutan en luz.

martes, 7 de junio de 2011

Globos de colores


Me cuesta muy poco enamorarme de las cosas, pero estaba completamente ciega para esta ciudad. De pronto las tardes empezaron a enfríarse y voces de recónditas partes comenzaron a cantar maravillas acerca de este lugar. Entonces caí en la cuenta, en la gracia, en la certeza de poder y querer amar esta ciudad, de caminar por cualquier calle sintiéndola mía, de que cada día fuera una celebración de su existencia.
Las noches ponen más sonrisas en mi cara y de pronto encontrarnos porque sí, en cualquier esquina, intercambiar humos, bebidas, risas, palabras en diferentes idiomas, se vuelve un elixir entrañable.
Y reconocerme en esa naturalidad que otros admiran, poder jugar toda la noche a evitar dejar caer un globo, bailar cualquier música, soportar el frío en pos de los amigos, tener esas ganas locas de gritar que la quiero.
Empiezo a amar esta ciudad como hace tiempo supe amar otras. Quizás sea el desayuno a la inglesa en esa casa fría y el balcón con mates y música, poder guardar un silencio muy cómodo con personas apenas conocidas, querer que llegue la tercera semana de julio y abrigar mis pies en otros pies.
Quién sabe.
Qué importa.

jueves, 2 de junio de 2011

Ay

felices 23 a mí...

Es una pequeña reconciliación con el mundo, aún en vísperas de un aniversario fatal.
Un año más cargado de significados, mientras el reloj sigue haciendo tic-tac, mientras las sonrisas son breves y llenas de despedida.
"De todas partes vienen..." y así es, así llegan uno a uno, de todas las remotas partes para celebrar junto a mi corazón.
No se me ocurre otra cosa que un gracias, pero en vez de decirlo, me dejo llevar por las noches y los días en una ciudad que se robó mi corazón, que puede darme la peor de las tristezas un año y al siguiente la mayor de las alegrías.
Como tantas veces, el agua se agita ahí afuera, esperándome para zarpar. Mi corazón queda pendiendo de un hilo, entre los restos de sueño compartidos, en ese círculo que por fin se cierra y promete el comienzo de algo mejor...

lunes, 23 de mayo de 2011

Sin ton ni son.

No arrepentirse de haber sido. Predecir los pensamientos. Y ser inmortal.
Un bosque rubio de asfalto sintético.
Como de tu cuello, de tu tiempo, de tu nada-todo-cuerpo sin que mires.
Sin ton ni son. Algo nos dice que es tiempo de mudar de pieles.
Yo mudo mi casa-caparazón de tortuga.
Yo mudo mis señas de papel machè, mis ganas de sufrir por una vida justa, mis tumbas de neón, los gajos de una piedra abierta en dos.
Abro. Desangro la noche con pasos en zig-zag. Me prendo a ese tutor viviente que me deja crecer cual plantita feliz.
Tiemblo. Un camino de despedida hacia casa, al norte, a la esfera transparente de la ciudad.
Con ton, son.
Somos.
"Y hoy por suerte no es ayer"

 
"no me importa la máscara que pintes en tu cara..."

domingo, 15 de mayo de 2011

Viaje al interior...


...que puede sonar muy metafísico y no tanto como un desplazamiento geográfico, aunque la ambigüedad es buena.
El cansancio pesa en las demasiadas horas de un viaje con destino a un litoral que me esperaba.
De pronto las fisuras resisten y de a poco se hacen grietas imperceptibles para poder andar las calles con pies extranjeros sin ningún problema.
Respirar un aire equivocado de rumbo, un aire que no le corresponde a mis pulmones y aún así se encauza perfectamente con una música de libertad que encanta. Las alas de hada tintinean y es tiempo de maquillajes, vestidos y desvestidos que imitan la frialdad de mis orillas.
Algo de desarraigo, desapego, de comida familiar que reúne, algo de inmortalidad que siempre tiene historias que contar.
Me sumerjo en esa otra vida de una sola jornada a merced de un día nublado y cuántas vigas de colores para transitar haciendo equilibrio sobre las calles de tanto interior desconocido.
Un viaje, como esos para los que todo el tiempo estoy dispuesta, un murmullo de voces en la cabeza gritándome que la permanencia es difícil de asir y sin embargo tan necesaria.
Sobran las oportunidades de vuelta, como si el tiempo y la geografía me escupiera todo el tiempo hacia los puntos de origen, aún cuando hilos invisibles me sostienen en el trayecto. De nuevo descubrir que de eso se trata el viaje, de aprehender el trayecto, de investigarme adentro y no salir hasta que el caminar continuo me engarce de por vida las experiencias.
La fisuras vuelven conmigo, como todo mi cuerpo que es mío, como toda mi historia que es mía, como todo mi sueño enjaulado inmensamente mío.
A veces me siento esa flanêur crónica hecha de piel y huesos.
Aveces sólo un viajecito para desligarme de la rutina.


domingo, 8 de mayo de 2011

Say no more

(o el tipo que canta X)

"Lleven pulóver", dijo. Y tenía razón. El frío era casi tangible y la terminal un buen refugio para esperar la compañía para el evento.
Empezamos a desmigajar el frío caminando hacia el lugar, nos reencontramos todos, accedemos, nos sentamos en el pasto.
El lugar de mil soledades de cigarrillo hace la magia, el antes y lo que será el después es lo único que se puede percibir, lo que quedará en el medio es incertidumbre y nada más, casi un miedito raro que me hace cosquillas.
Y no importa el mito, la reverencia, los comentarios fáciles, la anécdota de una silla, una bandera, un micrófono que suena demasiado bajo.
Allí arriba se alza el tipo que canta y encanta con esa magia pasada de moda pero que todos intentamos arrastrar hasta el hoy para que su esencia quede flotando como un perfume poderoso. Se disfruta, se baila, se ríe, se interactúa felizmente con el resto. Babilonia me abraza y su calor fraternal me da hambre de otros cuerpos que quisiera abrazar en ese momento. Acaso vuela alguna parte de una canción y la atrapamos con las bocas al mismo tiempo. Sonreímos.
No hay bis y respiro un aire de encantamiento perdido. El tipo que canta nos da las buenas noches con una voz en off y se despide definitivamente. Hubo onda. Hubo música de verdad revolviéndome las tripas. Agoté la garganta y por unos segundos sobrevolé el campo yendo en avión.
Abrazos colectivos, retirada lenta y con sonrisas hacia la noche más larga del mundo.

martes, 3 de mayo de 2011

Vuelta a la manzana

foto por


Las reglas son demasiado simples. Aún así parece un truco. Desmigajándose con los pasos, la noche abierta aún resiste, se mantiene entera.
Parece un truco, pie y otro pie, uno delante del otro, las piernas sonríen felices de moverse al fin del lugar.
Las reglas bien claras, la invitación a cualquiera que acompañe la quietud de estos bostezos de extremidades.
Una caminata breve, las calles que seguramente sabemos de memoria y si no, ya es tiempo de hacerlo, la amalgama azul del cielo aún no se despega del suelo y las estrellas se esconden tras las luces de las cuadras a las que destinamos los pasos.
La vuelta manzana, la ronda nocturna de un alma entumecida, la invitación, la palabra, el impulso de romper un sedentarismo asfixiante.
Y en cada vuelta manzana se marca un itinerario ambicioso de huidas, una estela de ya nunca empieza a aparecer detrás de nuestros cuerpos. Caminar, pasar otra vez por esos lugares con otro instante pegado a la ropa de invierno.
Cada caminata es una puerta hacia el destino inconmensurable de la noche.
Las reglas son simples, una vuelta manzana, para que las piernas aprendan sobre cuadrados y esquinas, sin bajar el cordón. Como un circuito cerrado, alcanzamos la llegada al tropezar con la partida. Entonces, quizás, acaso, una sonrisa hacia la luna, una palmadita para despertar a lo que nos aconteció antes, un saber que estuvimos ahí todo el tiempo, pero también caminando en círculos.

martes, 26 de abril de 2011

Viajes iniciáticos

Ulises, El Quijote, Bilbo Bolsón, Dune, Hyperión... y en una versión hiperreciente, el muchachito de Into the wild. Viajes iniciáticos que ilustran la idea de que el viaje no es simplemente la meta sino el trayecto.
Pero me quedo corta diciendo esto. Hoy Apolline y Marcelo hablaron de mucho más. Los llamo por el nombre, a pesar de ser importantes académicos, docentes de La Sorbona y de tener currículums envidiables, porque nos propusieron sus ideas acerca del Reencantamiento como una charla entre amigos, un vaivén de espiritualidad y optimismo que nos renovó la mente y el corazón.
Proponer el viaje iniciático como un primer paso hacia lo desconocido, aceptando la muerte a muchas cosas y valorando el aflorar del rizoma que se va entretejiendo mientras todo transcurre.
Transcurrir, no simplemente ocurrir, pero transcurrir también aquí y ahora, en el "instante eterno" que posibilita ese arquetipo que podemos construir si así queremos.
Animarse al viaje.
Y animarse también a entrechocarse alegremente con el otro, a tocarse, a sentirse, a palparse inmensamente otro pero parte de mi ser universal.
Algo anda entre nosotros y nos despierta. Como recién nacidos nos envuelve en un abrazo blando. El invierno viene con frazadas, viene con té de canela y miel.
Cualquier viaje puede empezar ahora. Cualquier tiempo es bueno para ajustarse los cinturones.

sábado, 23 de abril de 2011

todoasí



Una vaga costumbre de mirar para arriba así porque sí porque no hay que pagar solamente y el cielo nos tiene preparada la sorpresa del siglo todo nubes barriletes y sensaciones de ay! frío y viento algo de lluvia y no nos mojamos bajo el techo de lona que vaya si llueve luego el piso es todo nuestro es nuestro en este viernes tan sábado y lleno de planes que no sabemos cuándo cumplir pero debemos como la espera de los buzos de lana al invierno mirá una basurita ahí en el piso el piso el piso que nos devuelve la mirada abajo y nunca es tarde para volver arriba pero mientras tanto...

mientras tanto yo me como las nubes que nadie me ragaló.
ñam!

martes, 19 de abril de 2011

Ahora

me despeina un viento transfluvial
algo que mueve las hojas
algo que mueve la arena
imaginada
detrás de las olas.
recorrimos paisajes húmedos
húmedos de tan honda hora
de tan acabados camuflajes
de tan silabeadas noches.
sin poder dormir mano por mano
pie por pie, con pie, con mano
con dedos que se crucen y una caricia
nos absorbimos lentamente la espera
y en la lluvia también húmedos de miedo
de hasta pronto
ahora.

(save one for the morning, yeah. save a beautiful song for the morning, babe)




martes, 12 de abril de 2011

Infelices

"La felicidad se trata siempre de algo que pasó o que estará por venir"
Diálogos con un hombre de metal

- ¿Y qué es lo que estás buscando?
- No sé, creo que me gustan los infelices. La gente feliz me aburre o me parece poco interesante.
- Para salvarlos. Vos y tu manía... pero su felicidad no siempre tiene que ver con la tuya.
- Lo sé, creo que aprendí la lección.
- ¿Te acordás lo de las madres doctoras?
- Sí, señal de que no eran ellos quienes iban a salvarme.
- Exacto.
- Bueno, pero ya rompí esa racha.
- Quizás, pero no la de los infelices.


Y la noche suena así... (porque qué se hace cuando no se tienen pistas y lo único que se hace es absolutamente nada)


miércoles, 6 de abril de 2011

In Memoriam

Lo vi ahí, a unos cinco metros, despidiéndose, guiando cual maestro de ceremonia el silencio de la escasa concurrencia.
De frente al nicho cerrado, la cara levemente inclinada y los dedos de la mano derecha sobre los costados de la nariz, a la altura de los ojos. No sé bien si lloró. Mi cabeza estaba ocupada tratando de enviar absurdamente mensajes telepáticos, gritos de ánimo, caricias.
Se despidió de ella y sólo de ella. Cuando hubo acabado enderezó la cabeza y se apartó de la gente. Pasó a mi lado y como si estuviésemos sincronizados, salí calmadamente a su encuentro, le rodeé el torso con mis brazos y continuamos la caminata juntos, sin detenernos hasta el pie de una escalera.
Hace tanto que sabemos nuestro íntimo código de silencios que no hubo necesidad de nada más.
La gente se fue, quedaron los necesarios.
En mi memoria la imagen del hijo diciéndole adiós por última vez a su madre.
Quedó también la estela de esa despedida conmovedora, de esa suspensión en el tiempo y la pregunta gaseosa que flota sin que nadie se anime a formularla. No sabremos nunca quiénes la quisieron de verdad o si de verdad alguien la quiso.
De todas formas, esto va In Memoriam.

sábado, 2 de abril de 2011

Datos inútiles

Uno de los tantos juegos tácitos que tenía de niña con mi papá era el de coleccionar datos inútiles. El juego incluía diferentes categorías, desde inventos casuales hasta los segundos en lograr una hazaña, a quienes nadie recuerda, obnubilados por los primeros.
El gusto por coleccionar datos inútiles o que no cambian demasiado la percepción de sucesos o cosas, me ha perseguido siempre. Es así que en diversos tours improvisados por la ciudad, suelo contarle a los extranjeros cosas que sé sobre detalles ínfimos de calles, edificios o sitios.
Creo que en un tiempo debería hacer una especie de antología de datos inútiles que he coleccionado durante años.
Con todo esto iba a que el otro día pensé en mi día como una serie de sucesos que tenía ganas de contar pero que no representan nada especial o de interés para nadie. Simplezas que después de acabado el día aparecieron en mi mente como fotos nítidas de el día concluido. Pensé en mi juego y mi interés y tuve la esperanza de que exista más gente coleccionando por ahí datos inútiles.
Fue así que me decidí a contar que me fui temprano de la tarde a la playa, abrigada y de zapatos, a caminar mientras escuchaba la banda sonora del día, observando a las señoras de Pocitos pasear sus perros y mirando el mar para olvidar que allá atrás corrían los autos.
Pensé en qué tan lejos estaremos de crear algo que aporte, sentí el temor y a su vez el desafío de que todo pueda ya estar inventado.
Escribí dos mails que debía haber mandado hace siglos y aún tengo uno pendiente, a alguien que debe creer que soy una incumplidora irresponsable y no que he estado ocupada lejos de la computadora desde hace tiempo.
Me reencontré con gente que hacía mucho tiempo no veía. Disfruté de dos o tres casualidades. Caminé en la noche por ese barrio que hacía tiempo no pisaba, pensé en quedarme en suspenso mientras volvía a casa.
Me levanté temprano, me dormí en el ómnibus, pensé más de tres veces en la misma persona, leí sobre Gadamer, Lygia Clark y pensé en varios proyectos a futuro.
Tuve pereza y frío, sueño, hambre, miedo.
Me sentí insignificante y a la vez digna de un libro.

martes, 22 de marzo de 2011

Muy poco

No puedo esperar para mostrarte que ahora hay un hilo de humo que nos une.
Es poco, ya sé, casi nada.
Pero el humo y el agua y las letras, palabras y signos y libros. Otro hilito más que tiende a romperse cada tanto. A veces.
Es poco, también, ya sé.
Quizás el humo crezca y cada voluta abrace las palabras que nadie en estas situaciones se atreve nunca a decir. El humo que va haciendo estragos invisibles. El agua que acaricia dos orillas. El humo sobre el agua que espeja las ganas de los corazones rotos. El humo que nos hace crónicos suicidas y se escabulle dejando una leve evidencia.
Es poco, ya sé, casi nada.
Pero tampoco te agradan mucho los animales, apenas accedés a algún pedido de misericordia. Y menos que menos los humanos. Y preferís los silencios y el queso, el café, aunque las verduras.
Pero yo podría comer comida china mientras el humo y la cerveza y casi nada.
Tan poco, entonces.
Pero pronto.
No puedo esperar para mostrarte que ahora tiro hilos de humo hasta cualquier nube, esperando que me lleve a algún sitio.


domingo, 20 de marzo de 2011

No esperes

no esperes caballos blancos
para el verano
ni esperes regalos envueltos en papeles de colores / no esperes / no crezcas
no te mudes de voz, de sonrisa, de encierro.
no esperes caballos blancos a la orilla del mar
no esperes espuma verde
no esperes que crezca la sal para darte de comer.
no esperes.
no te vistas de afuera / de tanto / de insomnio.
no vuelvas
los caballos blancos / se mueren

domingo, 13 de marzo de 2011

Sudestada



Quisimos una casa en el fondo del mar.
Una ventana al sur, pájaros de agua en el jardín y que el viento soplara allá arriba.
Mientras otros juntan los bártulos, la ropa tendida y cierran las ventanas esperando la tormenta, alimentaremos a los peces con la mano.

Agua será otra agua pero el agua y lluvia.
Qué agua desandará los ríos que alimentan este mar que quisimos por barrio.
Tendremos las puertas abiertas y los corazones con candado. Cada uno conservará la llave equivocada, por si acaso.
Soplará el viento allá arriba. Sacudirá los puentes. El viento hará romperse las olas allá arriba, donde otros sueñan con casas a orillas de este mar de luz.

(y de casualidad esta tarde suena un poco así...)


viernes, 11 de marzo de 2011

Conformismo

Tanto haber creído en las sumas y en las restas, en los resultados infalibles de ecuaciones aprendidas de memoria, para que un día se cansen todas de hacernos caso y vivir ya no nos parezca la ciencia exacta de errar.
No tiene por qué suceder la gran cosa, ni cambiarse por siempre nuestra suerte. Tal vez sólo se muevan de sitio los puntos y aparte, las encrucijadas se desperecen o la calesita en la cabeza de las personas se deje de tanta vuelta.
Habrá, en cualqueir caso, una fiesta privada, una celebración íntima. Aunque sea nomás la sonrisa secreta frente a un espejo, el recuerdo de ese mismo olor a sal en un peor verano.
Alguien vendrá pero sólo de visita.
Los planes serán sólo planes y no proyectos concretables.
Y las fórmulas se seguirán acumulando en, cada tanto, destellos de luz imaginaria.

domingo, 6 de marzo de 2011

Ready to go

Voy desatando nudos de conversaciones, mensajes elaborados en horas de vigilia.
Ser un libro abierto, encriptado en las palabras que uno se digna humildemente a llamar poesía. Pero escribir siempre por falla, por renuencia a los planes, por equivocación, por incertidumbre.
Tener la nube de insomnio pegada a la nube de sueño, intercambiando lenguas y suspiros.
Cada tanto entrever luz y escupir simples perras negras.


mirame.
está verde el pasto
verde estas tres gaviotas que mueren de a poco en la playa
verde el sol en su último rayo.
y vos
mirame
pero mirame bien
que se me acaban las plumas, las fuentes, los caramelos,
todas las baratijas que un día ofrecí como tesoros.
pero mirame bien
no sea cosa que te distraigas
y yo desaparezca.

marzo 2011

y la madrugada podría sonar así... (porque estaba escuchando este tema de Rilo Kiley y es perfecto para este momento de mi vida)



"and i say i've got my best shoes on 
i'm ready to go (ready to go)"

miércoles, 2 de marzo de 2011

Por la mañana

Despertar con gusto a sangre en la boca y pensar inmediatamente en vampiros.
Ir al baño, lavarse la cara y comprobar frente al espejo que ojos, nariz y boca están en su lugar. Encarar hacia el balcón y vivir la soledad de un cigarrillo.
La mañana comienza antes, en ese lugar del sueño que ahora no podés encontrar.
Abrís y cerrás los ojos mientras la ciudad se despierta y tiene calambres.
La tecnología hace que un zumbidito sobre la mesa de noche te diga que tus ojos están llenos de luz. Sonreís vagamente porque no tenés forma de mostrar con palabras toda la noche que se anega a cada lado de tu cara.

jueves, 10 de febrero de 2011

Sub



Diario de viaje V
27.01.11

No hay electricidad y la pieza huele levemente a excremento de conejo. El balcón es un recipiente cargado de nubes, sosteniendo la pesada duda sobre posibles precipitaciones.
El pijama quiere instalarse definitivamente y el desorden traza una foto mental que me parece simpática. Este es el eterno bostezo que no me conduce a nada pero que, sin embargo, puedo disfrutar. Las certezas a veces vienen en forma de sueño, planes improvisados y animales peludos.
Me espera un húmedo camino a casa.


28.01.11


Un fantasma totalmente atípico, sin ojos ni boca, que parece disfrazado para carnaval, cambia la piel debajo de su piel y espera en la semipenumbra.
Cortázar habla desde algún parlante. La voz oculta del fantasma se hace oír apenas con alguna risa ante el audio. La sábana colgando de una cabeza cualquiera, ese fantasma de pacotilla que juega a esconder un rostro, un cuerpo agazapado sobre la silla, esperando el momento para ser algo más.
Julio termina de hablar. En cada corazón suena un aplauso imaginario.
El fantasma ciego respira entrecortadamente en el silencio, a tientas descubre otro universo. Debajo de su piel de sábana multicolor está la piel blancuzca y suave, nueva y tibia, que aún tiembla tras las palabras de Cortázar.
El fantasma pasa de su realidad de sábana a la de espectro, que proyecta su sombra de dos cabezas y ocho extremidades.

martes, 8 de febrero de 2011

Little room

Diario de viaje IV
25.01.11

Entra la noche. Entra un rectángulo de estrellas, entra la mañana, entra el sopor de todo el día que se queda instalado en esa habitación de dos por dos.
Subimos las escaleras procurando el silencio, pero nos traicionan los escalones de madera que crujen sin conciencia de la gente que duerme detrás de esa decena de puertas que emergen desde la penumbra en todas las direcciones.
La única ventana parece un vigilante, un despertador no programado que nos arranca del sueño.
Un pie toca mi brazo, la silenciosa señal para emprender el retorno, entre los restos de dolor de cabeza y los ojos pequeños de la modorra, sonrío por la promesa cumplida de la noche.
El calor del cuarto se hace cada vez más presente, pero la mañana en la calle trae un viento que nos despeina un poco y nos hace sonreír.
Cuatro labios vacilan una nueva promesa que se vuela en las ruedas de un taxi.
De pronto es martes, un nuevo zambullirse en el colchón para que regrese el sueño.


[y ojalá supiésemos silbar así...]



"In this little room,
In the big city we're so far"

sábado, 5 de febrero de 2011

Observaciones y apuntes



Diario de viaje III
21.01.11

Paseo por el  MNBA I


María del Pilar tiene sólo siete años. Le tiene miedo al cuarto de sus papás. Además de la cruz enorme en la cabecera de la cama y el olor a cedro de los muebles que le trae vaya a saber qué malos recuerdos, sobre la mesa de vestir de su mamá están esos monstruos dientudos.
De día parecen inofensivos y solamente muestran su lado más amable, luciendo sus colores opacos bajo las mantillas que mamá Carmen manda planchar una vez por semana con Lala y que Carmencita codicia con sus escasos quince años.
Carmencita sólo habla de telas y vestidos y las cosas que la tía Eurídice le va a traer de Europa. Fue en uno de los paquetes que tía Eurídice envió una mañana de abril, que María del Pilar vio por primera vez uno de esos monstruos dientudos y se horrorizó. Hasta entonces habían sido sólo las amplias peinetas que mamá Carmen y sus amigas, como tantas mujeres de la colonia, lucían en sus cabellos largamente peinados y sometidos a todo tipo de cuidado.
María del Pilar lucía el cabello corto debido a una enfermedad que le producía mucha fiebre y el cabello largo y rizado no ayudaba a bajarle la temperatura corporal.
Quizás sea que recuerda entre sus delirios, el fuerte olor a diversos ungüentos y los pasos apurados de Lala, entre las oraciones de Carmencita y los llantos de su mamá, aquellos monstruos dientudos que la miraban desde la mesa de vestir, con sus dibujos semejantes a ojos malignos y los afilados dientes que parecían querer devorarla y que por el día le susurraban cosas, escondidos entre el cabello de las mujeres.



Paseo por el  MNBA II
"Lo fundamental de nuestras coincidencias es la convicción de que la única forma de aventurarse en el arte es la de aventurarse en el hombre. Una pintura con 'seguro de vida' nunca logrará el fin propuesto"
Noé, Macció, Deira, de la Vega

Paseo por el MNBA III

Mi padre nacía y Noé pintaba "Introducción a la esperanza". Mi padre nacía y Jorge de la Vega sentenciaba: "Seres midiéndose con el vacío y un espejo para que se miren."
Hoy el espejo me devuelve a mis deformidades en el vidrio, indocumentadas y solitarias, midiéndome efectivamente con el vacío, con el poder del aire envolviéndome el cuerpo.
Las sandalias nuevas me lastiman los pies pero no me quejo. Sigo midiéndome entre una necesidad vital de sinestesia y las maravillas que debo callar. Recorro amplios pasillos entre murmullos y un tinte solemne que me cohíbe. Quisiera oler esos colores, entrar en las esferas invisibles de su historia. Pienso con más fuerza que nunca en mi teoría sobre el murmullo creativo como única validación de la obra. Abro los oídos y disperso mis sentidos para tratar de oír en cada pieza ese murmullo que el creador silbaba internamente al momento de su ejecución.
Estoy sorda. No se ha introducido en mi paseo la esperanza.


Paseo por el MNBA IV

Son hermanas. O primas. Pueden ser simplemente de esas amigas que se simbiotizan en físico y vestimenta. Ambas de sandalias negras, cómodas para caminar, ropa de turistas, cabello casi blanco, corto. Se me hacen un par de gringas progre que aprovecharon su reciente divorcio (o que postergaron cosas encadenadas a una esperanzada soltería) para cumplir los sueños de la juventud. Quizás sean simples aficionadas a los viajes.
Recorren el museo con libros, diccionario en mano, guías turísticas y una lupa. Sumada a sus lentes para ver de cerca, les ayuda a encontrar palabras que intentan descifrar y tal vez aprender.
Llevan los lentes colgados con discretas cuerditas negras, morrales de lona y van peinadas al costado.
Las oí comentando alguna cosa en la sala de arte argentino contemporáneo, pero hice un esfuerzo para obnubilar mi conocimiento del idioma y percibirlas como parte del encanto del lugar, como dos piezas más de ese espacio a recorrer, accidentado por sorpresas a la vuelta de cada pasillo.

jueves, 3 de febrero de 2011

Luz


Diario de viaje II
20.01.11
"¡Fujio! Cuando ya te hayas convertido en un hombre, ríe con placer ante el deleite de una muchacha, a quien le han dicho que se trata de una langosta, y recibe un grillo; y ríe también con cariño de su desilusión al recibir una langosta cuando le habían prometido un grillo."
Yatsunari Kawabata 
Alguien me dice que acá me miman demasiado. Sonrío y no respondo, pienso en los pendientes, en la gente que me espera, en los sacrificios cotidianos.
Cuando las verdades nos sorprenden a oscuras, todo puede ser más penumbra. Pero yo recuerdo aquel cuento de Kawabata sobre los niños con sus linternas de papel en la búsqueda de la langosta y el grillo y pienso que cuando las verdades nos golpean en medio de la luz, todo es muy diferente.
"Lo que no te mata, te hace más fuerte"
Y es como entrar en una casa y descalzarse, sonreír y ver de reojo la pollera que vuela feliz, perpendicular a los talones.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Reaparecer



Diario de viaje I
19.01.11

Hay esa especie de deseo de vida controlado. Una verborragia necesaria nos vuelve, de pronto y sin saberlo, libres. Tan libres que podemos llorar y reír a la vez, durante un par de horas, descubriendo juntas verdades que creíamos de antaño.
Por algo hoy estamos nosotras acá y no otros. Amo lo simple.
Descanso en la certeza de que crear nuestro mundo no sólo requiere esa imprescindible imaginación sino también trabajo. Y celebro en silencio la paz de quedarnos finalmente dormidas después de haber amado tanto, odiado tanto, pensado tanto, pero sobre todo, de habernos vivido tanto, desde lejos y apoyadas en la memoria.


19.01.11
En la lluvia hay cierto ácido que corroe los planes. Pero también un sonido que me acompaña en una tarde de soledad en esta ciudad que siempre me espera con una sonrisa de costado.



...y seguramente esto podría sonar así...

sábado, 15 de enero de 2011

Stationary

Pisamos de nuevo el charco para salpicarnos de suspenso. Las ganas apretadas en alguna cuerda floja que no queremos nombrar. No hay amigos en común, ciudades visitadas en común, destinos previstos en común, historias en común más que la que escribimos atentos a que ninguna letra fallara en su lugar.
Pero no somos infalibles. Yo y la venganza hacia todos mis muertos. Vos y una princesa encerrada en el castillo en que jamás te animarías a entrar.
Olvidarnos de las sombras es casi como perdernos para siempre encandilados por reflejos falsos, como el atardecer eterno en la isla del cuento de Bioy. Para qué malgastar el tiempo en una cucharita de helado, un pastito arrancado de la Plaza San Martín, una hebra de mi vestido violeta. Sin embargo yo desfilo encantada por la posibilidad de una brecha entre el miedo y los escalones de la plaza que prefieras, ignorando si es un para siempre o un para nunca.
Después me acuerdo de por qué no, pero es demasiado tarde y me pesan los ojos. Miento un poco para que me dejes dormir tranquila, acomodo la cortina y las sábanas, observo la habitación en semipenumbras y me pregunto por las ucronías.
Pero me digo que no, que no es eso. Aunque de veras me hubiera gustado saber todo lo que nunca voy a probar.

y la mañana suena así:


"Douse me in cold water
Hang me out to dry when the nightmare's over
'Cause I'll be ready, oh you gotta be ready to fall"

martes, 11 de enero de 2011

Iluminarse


Y entonces dijo luz porque no había
y soplan las cascadas pero mares
y sienten que los hombros se les hunden
y anidan en un gesto todo el día.
Navegar se hace preciso
hincar en cualquier mar la frente, el pecho,
extender las manos a un puñado de señales,
recoger las migas, el encanto y la ceniza.
Algo habrá que introducir en los bolsillos
hasta mirar la nada, el todo soy, el sólo tengo.
Si dijo luz habló quizás de patria
de tener un sol en cada verbo.

sábado, 8 de enero de 2011

Por ejemplo


La vida es esto.
Un patio cualquiera, hecho de retazos de tantos tiempos en que soñamos con una casa mejor.
Este patio, el hormigón que cambia de color cuando se moja y cuando se seca, regado por la manguera, maltratado por la lluvia. Las imperfecciones del suelo, el pasto que crece entre algunas grietas, los troncos cortados de una parra que no sobrevivió a mis cuatro años. sillas, mesas, bártulos, juguetes.
La vida es el sol en ese patio al que rara vez me asomo pero que entra con su seriedad y su sombra por la ventana de mi habitación.
De alguna forma me habita, me recuerda que afuera existe algo.
Los patios hablan de infancia, de casas en los suburbios, de pasados a los que queremos visitar sólo en determinadas ocasiones.
La vida es también un patio, aún sin parra, sin aljibe, sin pileta de lavar.

Y la tarde suena así:



"Tengo un puñado de recuerdos de arena
entre los dedos con la arena vas vos..."

sábado, 1 de enero de 2011

Nombrarlos, quererlos, haberlos tenido

Se fue el 2010. Era algo que esperaba con ansiedad. No quiero hacer balance porque lo negativo me va a ganar de todas formas. Prefiero pensar en el 2010 con una lista de personas, de nombres que estuvieron ahí, principalmente personas que conocí en este año y de algún modo u otro hicieron la diferencia.
Hay una Anne Valerie que me dio mucho amor, alegría, risas, mates compartidos y días felices en su compañía.
Hay una Yanina a quien extraño siempre, con quien trazo planes imaginarios, en quien pienso cada vez que me suceden ciertos hechos o leo libros o veo cosas, con quien imagino charlas para pasar horas y horas.
Hay  una Antonella que me ha hecho reír muchísimo y me ha regalado su buena onda, una Lucía con quién pasé momentos geniales, quien me albergó en su casa, me bancó la cabeza, me hizo reír y me acompañó en momentos jodidos.
Hay una Agustinita de cachetes apretables y voz encantadora, un Bruno con su calidez y sonrisa amplia, un Juan Pez, persona completamente abrazable y al que admiro y extraño mucho.
Hay una Cecilia que se ha bancado mis malhumores, mis bajones, mis broncas y mis defectos, siempre prestando su oído y dando apoyo.
Hay un Federico, con quien poder pelear siempre que una está aburrida, a quien molestar, pero también con quién compartir lecturas, opiniones, con quien crear cosas, a quien pedir opinión.
Hay una Manuela, con quien compartir viajes en ómnibus, intercambiar aspectos de lo cotidiano y visiones del mundo.
También por ahí hay otra Lucía, con quien algo mágico nos conectó desde un principio, de quien aprendo cada día, con quien me divierto muchísimo, con quien compartir infinitos aspectos de la vida.
Hubo también una Roberta con quien reir y aprender, un Jean Christophe, un Andrè, un Travis, Un Max, una Jessie, un David, una Aditi, todos con infinitas ganas de aprender, que me mostraron su respeto, su esfuerzo y sobre todas las cosas, su alegría de vivir y su cariño, cada cual a su modo. También el A-Team que formamos con Lucía, Agustin y Denisse, a quienes me encantó conocer.
Hay un Claudio, con quien compartí un hermoso proyecto, infinitas tardes de cafés, tés y charlas enriquecedoras.
Hay un Leandro con quien puedo hablar de lo que sea, intercambiar gustos, palabras, visiones del mundo, cariño solapado, bromas, peleas por hobby.
Hay una María Julia y un Martín que desde lejos se hacen sentir muy cerca.
Hay una Irene que me enseñó, confió en mí y me dio más de lo que merecía, probablemente. Una Mari con quien charlar y sentirse cómoda trabajando.

Y más allá de las nuevas personas, siempre el 2010 tuvo el abrazo de Jorgelina y su estela de risas, de un Demente paranoico con quien no me canso de pasar el tiempo, charlar y compartir la vida, una retobada pero hermosa Babilonia, mi gran y único hermano Pablo, el grupete bellasartiano que se mantiene, G., que si no después se me ofende, Evelin, mi lumbrí querida que siempre está para animarme el día y bancarme la cabeza y todos mis defectos, Majo, Flopa, Ceci, VyV, mi primera y mi segunda mamá, mi hermana mayor y mis sobrinos. Toda mi familia elegida.
Tantos! Después de todo, seguro hubo muchas cosas buenas este 2010. Que el 2011 sea mil veces mejor.