lunes, 9 de febrero de 2015

TRASLADO

Me mudo o traslado a otra plataforma.
Todo lo mismo que acá, pero allá.
www.connotaciones.tumblr.com

Los espero.

viernes, 6 de febrero de 2015

Querer no es poder.


Sí, somos almas sensibles. A veces hablamos de cuánto nos cuesta encontrar otras sensibilidades afines y nos quedamos en silencio, sin juzgarnos, intentando palpar la tibieza en el pecho que nos provoca esta flojera de sentimientos.
Pero no siempre querer es poder. Si hablamos de El Poder, y no el verbo como posibilidad, querer es justamente ceder El Poder. Y somos almas sensibles, te digo, lo reconozco, nos tomamos otro trago de vino en silencio, pero yo no quiero ceder el poder. Lo pensás, está bien, decís, te ofrecés a lavar los platos, volvemos a hablar de ropa y esmaltes de uñas.
Después contás sobre sensibilidades conquistadas a través de la palabra y yo tan muda por dentro.
La palabra también otorga poder, digo bajito, antes de darle la dirección al taxista y prometerme enmudecer hasta el otro día, cuando regrese a casa con el poder intacto.
Como sin querer.

miércoles, 14 de enero de 2015

162

Trozos industriales
biológicos y partes
de eso otro intangible
que también se rompió.
Los restos más tristes
no son los que se encuentran

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rompecabezas
las piezas
las islas
impacientes
por volver a juntarse
o quizás no
y esperen el sueño
en los arrecifes

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qué última fiebre o ruego
sueño en turbulencia
lágrima de miedo,
no lo dirá
una caja negra.




Poemas a aviones que se pierden en el mar. Como hace años:

Air France

Hoy encontraron cuerpos
letras rojas flotando sobre el agua
y pedazos
del ala de un avión.
Mi cuerpo sintió un vacío
un abismo en la presión;
esa mañana el radar
también se apagaba en mi mesa de luz.
Junio, 2009

lunes, 5 de enero de 2015

De puerto a puerto

Desandar las costumbres. Aunque hayan sido mentira. El sabor de la seguridad es el remedio de Mary Poppins para las cosas feas que uno tiene que soportar. Un poquito de azúcar. Nos hacemos maniáticos en las costumbres, obreros de sol a sol que dudamos si ir a trabajar cuando caen tres gotas. Las preferimos radiantes, las vemos radiantes aunque sean puro tedio, repetición homicida, cuento de hadas mal atendidas.
Cuando llorábamos de puerto a puerto, cuando te secaba las lágrimas a besos, creía que era más fuerte de lo que era en ese entonces, pero no. Ir de mar en mar, de cadena en cadena, con las anclas tristes como consoladores de sirenas, me volvió imparable. Ahora soy un poco Medusa, maldecida y maldiciente, convirtiendo en piedra todo intento de asomarse a mis ventanas.
Nunca aprendí a nadar. Las dueñas del mar lo saben y me evitan, sonríen mientras arrastran a los hombres hacia las profundidades. Lo que ellos no saben es que de nada les sirve nadar ahora, y yo los miro hundirse, desde la superficie de este mar estrellado y caliente.
Tengo el viento a mi favor aunque nadie me espere en el puerto. Por primera vez y para siempre.

jueves, 1 de enero de 2015

Año nuevo, aromas viejos

El único 1 de enero que fui realmente feliz está tan lejos que me cuesta volver a las imágenes. Apenas duelen, más bien son puntos de luz antes de la tormenta que me voló hacia rincones oscuros.
Me queda el aroma a té, el aroma a esa caja de madera que todavía conservo y llevo en mis viajes y las promesas de amar hasta sangrar y más. Días después, desde el que hoy es mi barrio, envié ese mensaje que hablaba del olor que todavía tenía pegado en la nariz, haciéndome sonreír mientras soportaba un calor inhumano. La casa con entrada de garage, la piel que no fue, el aire acondicionado enfriándonos los cuerpos mudos, todas esas partículas de felicidad encapsuladas en un aroma que me detonaba al paraíso, que alimentaban mi manía de oler todo cuello dispuesto a recibir mis ganas.
Fue el mejor comienzo de un año durísimo, largamente triste, imposible hasta las lágrimas, de esos que parecen un interruptor hacia el infierno, sin nadie que nos espere abajo.
Esta vez el olfato me puso los puntos, con una zancadilla directa al bobo me trajo a la realidad y al incio forzado del borrón y cuenta nueva. con un aroma diferente a aquel comienzo de año. Todo el último día del año oliendo un perfume que ya no me invita a acercarme y respirarlo como adicta a la merca que aspira una línea, con el síndrome de abstinencia mordiéndome los talones, volviéndome loca, desparramando el llanto disimulado en casas ajenas.
Voy a tener más cuidado cuando haga listas de deseos. Si es un perfume, que sea el más perfecto abrazo conmigo misma. Mi vampírica costumbre de coleccionar cuellos de hombres que necesitan amor por un rato saldrá a buscarte siempre.Saldrá a perseguir la delicadeza de vivir en las alturas, las casas congeladas en el tiempo, el conurbano de los tres puntos cardinales, todo lo tibio de un abrazo de reencuentro, el horror vacui que algunos combaten con el lápiz o la guitarra.
Me voy a tapar la nariz por un rato.