A veces
tengo que atacarte
con esta patológica suerte
de estar sola.
Y te acuchillo por la espalda
por las noches
por la simple razón
de no verte la cara.
Te mato
y te convierto
en palabras
aunque no sé si pueda,
porque tenés más agallas
que yo elucuencia.
Julio, 2007
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