sábado, 28 de julio de 2007

La semana

De perfil
y contra la gente sin gente
en los bolsillos.
Sin nada que haga de excusa
sin sed
sin esas adicciones que nos acosan
cada tanto.

Hay un hombre esperando en una esquina por mis huecos. Hay alguien caminando sigilosamente hacia el vacío, hacia la nada, como hace tanto tiempo yo buscaba ese rincón ni oscuro ni claro, ni bueno ni malo, solo ambiguo, que es la nada.
Hay un hombre que tiene el rostro petrificado de hace dos años. La misma sonrisa indiferente, las mismas cosquillas en las cejas, los mismos silencios y las mismas escasas palabras. Hay un hombre congelado que me asalta en sueños. Hay un alma que me encierra en el pasado, que encadena mis ojos a aquellas imágenes que nunca quise perder y que hoy son solo recuerdos.
Hay un hombre que espera por mí en alguna esquina.
Hay un personaje salido de esta historia que voy escribiendo con mis pasos que nada sabe ya de calendarios ni de octubres gastados.

Sufro
en el escondite de mis huesos
las manos buscan un recuerdo
al que aferrarse
una playa
para encallar
alguien que nos robe este misterio
de estar vivos
y nos rescate.

Ahora los rincones están poblados de silencios. Ya ni siquiera anidan las arañas, ya no hay tierra que me recuerde algo a lo que aferrarme. Hay ausencia. Eso cubre cada minúscula parte de este silencio. Hay ecos de miedo en cada agujero, pestañas que se queman con el aire, ojos que no logran sellar los sueños. Más silencio.

Enseñame las claves
los misterios
que se alojan
en tus uñas
y esas cosas
que nunca nos dijimos.
A veces la ventana es un ojo ausente,
a veces una lágrima
me encierra

Y otras veces, cuántas veces, me encierran esos días de sequía total, de páramos heridos, de años ajados, de grietas y costumbres absurdas. Este peso en mis zapatos, esta porfiada desdicha que se aloja en mis tobillos, este saco de polvo que me cubre de pies a cabeza, esta árida presencia de una muerte me acongoja. Pero todavía la sequía, todavía la extraña manía del tiempo de repetirme los días, los segundos, las infinitas horas en que habito este universo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Justo hoy, que mis zapatos también pesan. Justo hoy, que hay un hombre congelado que también me asalta en sueños (y en vigilia). Justo hoy paso a visitarte... (Su)

Anónimo dijo...
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