lunes, 18 de diciembre de 2006

Una tarde

Por poeta siembra
y dibuja melodías,
olorosa madera
y velada de nieve,
de nieve condensada
en las manos frías.
Carga rosas y febreros
y muerte color verde
y ganas de decir nada.
Por poeta canta
y le canta la aurora,
quién más para sangrarle
el vicio
de desperdiciar la tarde.
Por poeta canta,
canta, no sabe escribir.
Versos de agua caen,
caen en la siembra roja.

Ayer me robé tus dedos y los crucé para más suerte. Bailé al compás de un cielo que prometía lluvia, que me negaba el paso a las sombras de siempre. Luego, de tarde, vino en negro dolor de la ausencia, el temor a una profunda tristeza al quebrarse las nubes y ver salir el ingenuo sol para alumbrarte.
Tomé el camino de costumbre, anduve las mismas calles, los mismos edificios de siempre me saludaron, aún en tu ausencia. Caminé por esas veredas a las que temo, crucé mañanas, otoños, pasé cerca del lugar donde vi por vez primera tu manía de ser incomprensible. Al fin llegué a tocar el suelo cuando las saludé en la esquina. Ellas, las gloriosas atadoras de cables perdidos, las que hacen que mis pies toquen tierra y también tomen vuelo de vez en cuando.
Convicciones, más dudas y el horrible pánico de no saber qué hemos de encontrar. Un día, por favor un día, lluvia, deja que me moje un día en la cordura de sus manos apresuradas, de su compás soñoliento, de su animada velada. Un día, por favor, lluvia, un día deja que me incruste en la frente la certeza de que somos algo, de que no vacilamos todo el tiempo entre sueños ajenos, de que somos más palapables de lo que pensamos.
Al fin la calle es toda nuestra, todo un camino recto para ascender al pesado aire que rodea la sala. Colores, no recuerdo qué colores, pero los había. Ahí sí, crucé los dedos que había robado y cerré por un instante los ojos. Fue distinto, pero fue casi lo mismo.
Nada, palabras que hay que sacar, silencios, un incontrolable deseo de escapar del gusto amargo de una soledad ajena. Caminamos nuevamente en silencio, la tarde se pierde en un cielo dividido. ¿Lo recuerdas? Dos cielos.

2 comentarios:

Beterraba y Remolacha dijo...

"Un día, por favor un día, lluvia, deja que me moje un día..."

volví al mismo día de hoy pero de dos años atrás, y me encantó... es lindo encontrarse en las palabras de otro,
gracias,

remolacha.

Beterraba y Remolacha dijo...
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