domingo, 11 de septiembre de 2011

Llantos sin instrucciones

Se llora con las manos en la espalda, a veces. Silenciándonos esta forma maniática de hablar acompasando la voz con movimientos manuales.
Se lloran lágrimas de todo y de nada, esa impotencia veloz pero cobarde que nos inunda cada vez que el día regala una pausa.
Un libro que no leímos nunca, una persona que dijo lo que quisimos decir alguna vez y nunca nos salió, el hombre de tu vida que llega diez años después de que dejó de ser el hombre de tu vida, los amigos que dejaron de ser amigos y tienen nuevos amigos, el beso de dos enamorados en una plaza y la forma que él tiene de tomarle la cara, tan parecida a esa otra forma de...
Y todo es un llanto con las manos en la espalda. Las manos atadas con el hilo invisible del silencio, de no poder decir que hoy cada cosa te hace llorar como bebé.
El llanto de los sinsentidos, de esos paraísos perdidos que son paraísos sólo frente a tus ojos.
El día acaba y también tiene su motivo de llanto.
La almohada entrecierra los ojos y en vez de lágrimas canta una canción de cuna para que duermas desconosoladamente en paz esta noche.
Se llora con una sonrisa hacia adentro, a veces. Y entonces ya Julio no nos hace falta porque es un llanto carente de instrucciones.
Incluso, a veces, uno no se da cuenta que existe.


(gracias, Adele)


1 comentario:

eMiLiA dijo...

Descubrí a Adele hace unas semanas atrás y la adoré instantáneamente.

Y tus palabras, bueno, encantadoras - como siempre -

Abrazo.