martes, 3 de mayo de 2011

Vuelta a la manzana

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Las reglas son demasiado simples. Aún así parece un truco. Desmigajándose con los pasos, la noche abierta aún resiste, se mantiene entera.
Parece un truco, pie y otro pie, uno delante del otro, las piernas sonríen felices de moverse al fin del lugar.
Las reglas bien claras, la invitación a cualquiera que acompañe la quietud de estos bostezos de extremidades.
Una caminata breve, las calles que seguramente sabemos de memoria y si no, ya es tiempo de hacerlo, la amalgama azul del cielo aún no se despega del suelo y las estrellas se esconden tras las luces de las cuadras a las que destinamos los pasos.
La vuelta manzana, la ronda nocturna de un alma entumecida, la invitación, la palabra, el impulso de romper un sedentarismo asfixiante.
Y en cada vuelta manzana se marca un itinerario ambicioso de huidas, una estela de ya nunca empieza a aparecer detrás de nuestros cuerpos. Caminar, pasar otra vez por esos lugares con otro instante pegado a la ropa de invierno.
Cada caminata es una puerta hacia el destino inconmensurable de la noche.
Las reglas son simples, una vuelta manzana, para que las piernas aprendan sobre cuadrados y esquinas, sin bajar el cordón. Como un circuito cerrado, alcanzamos la llegada al tropezar con la partida. Entonces, quizás, acaso, una sonrisa hacia la luna, una palmadita para despertar a lo que nos aconteció antes, un saber que estuvimos ahí todo el tiempo, pero también caminando en círculos.

2 comentarios:

laveron dijo...

¡quién sabe que nos depara una vueltita de manzana!


besito!

laura

Gonzinko dijo...

Bien de barrio