lunes, 14 de junio de 2010

Decepciones y despedidas

"Sos más linda de lo que pensaba"
Diálogos con un hombre de metal.

Diario de viaje VI
6.06.10

El domingo visualmente siempre fue un pozo oscuro. Se puede rellenar de colores como a un osito viejo y rearmado una y otra vez por mero afecto, pero siempre será un pozo oscuro, con monstruos y cosas feas acechando cualquier debilidad.
El banco de madera fue la salvación perfecta. Las puertas abarrotadas de gente habían quitado las ganas y las esperanzas de volver a ingresar.
Mientras tanto, un hombre de metal buscaba decir adiós de varias formas y dos ojos se anegaban con lágrimas por otros motivos.
Ella intercaló sus risas características con un pequeño abrazo. Miró fijamente con sus ojos claros y soltó palabras hermosamente sinceras, con la intención de sanar. Las palabras provocaban más lágrimas porque las sabía ciertas, perfectas, abarcando una realidad inevitable que causaba dolor.
Desde su fragilidad, miró esos ojos claros, se armó de coraje y se secó las lágrimas. Había pasado el tiempo y las puertas estaban descongestionadas.  Juntas intentaron nuevamente el ingreso, como una metáfora de valentía y perseverancia, del ánimo transmitido en los minutos de llanto, procurando engañar el vacío.
El domingo seguía siendo un pozo oscuro. Un hombre de metal se despedía definitivamente por mensajes de texto, con la misma sonrisa y calidez regalada minutos atrás en el breve cruce de palabras y abrazos tímidos.
Tenían las horas contadas y alguien tenía hambre de pizza.
Caminaron, ahora de a tres, cada una con una femineidad distinta, desparejas, desconocidas, insolentes pero perfectas a su modo.
El pozo oscuro se disipó un poco entre una bebida analcohólica, el estómago lleno y la certeza de estar siendo querida. Muy a pesar de los otros, de las terceras partes que la ignoraban, de los que se prestaban a los márgenes y no respondían nunca, habían otros con su sencillez de risas y constancia que eran los que valían la pena.
La última caminata con ese par de ojos claros que ya se advertían distantes. Un último abrazo, monedas, colectivo. Así de rápido, asi de simple.
Y una conversación cualquiera hasta el 109 para tapar la angustia.

4 comentarios:

Georgia SinClaire dijo...

"sos más linda de lo que pensaba"
Y pareciera al fin que el metal es sencible al calor... ;)
(como le dije en alguna oportunidad, remember?)

"la certeza de sentirse querida" y que alguien te nombre, llore, y te despida ingravidamente entre silabas que no alcanzan a ser palabras.
Son duras las despedidas...
(y la somatización de los adioses, es cruenta. ciertamente cruenta)

"cosas que pasan si estás vivo" dicen...

Saludos.

GonSaa dijo...

es que cuando nos topamos con la realidad hay poco que podamos hacer.
Digo poco esto, casi nunca, pero lo siento tan cerca, me tocó tanto, que desearía haberlo escrito.
tengo un nudo en la garganta.
gracias por este texto.

salud!

eMiLiA dijo...

Perfecta descripción del domingo.


Adoro cómo escribís.

Un abrazo grande!

:)

Poeta Errante dijo...

Hey, Caro todo bien? Cómo estas? Espero que te mejores che. La verdad, un bajón todo...pero leyendo unos posts anteriores, me quedo con una frase "agradezco mi costumbre de soledad que me ha enseñado a ser sola conmigo". No cualquiera, eh. Es admirable.
Beso y abrazo. Que no decaiga!