jueves, 13 de mayo de 2010

Noches sin sueño en otra voz

"Tenés una dualidad perfecta entre mujer y niña, entre dramática y objetiva; estás mal, pero te doy ternura. Eso a la gente normal no le pasa, sos única."


Diálogos con un hombre de metal.



«M:
Quizás el hombre de metal tenga razón, aunque eso que me contás en tu e-mail tan gracioso (por la gracia que le ponés a todo lo que hacés, aunque además tiene cierto toque de humor) te parezca algo tonto y en vano. Lo que hiciste da cuentas de esa perfecta mezcla entre mujer y niña, recorrer la ciudad cual francesita enamorada pegando carteles a  un desconocido. Ojalá alguien lo hiciera para mí.
Hay cosas que no están bien, M: la imbecilidad de la gente, la xenofobia que nos vuelve más pobres cada día, la crisis mundial, mi vecina que quema las hojas secas a las tres de la tarde, el supermercado que pasa una música horrible a todo volumen y no te deja escuchar ni tus propios pensamientos.
Pero vos estás del lado del bien, del lado de las algas cuando acarician los peces, del lado de las llamas tibias, llamas que no queman, sólo dan calor. Todos somos tan poco sabios y nos creemos tanto. Apuesto a que cualquier desconocido se escandalizó tiernamente en el contorno de tu boca, se detuvo en tu vampiresco sueño de desangrar la luna.
Es así, querida M., que te quedás en la posteridad. Porque millones de desconocidos se enamoran de cualquiera de tus gestos y vos no lo sabés. Yo estoy seguro que alguien se imaginó un diálogo entero contigo cuando te vio leyendo a Barthes en el 79, sacudida por los aceleres y frenadas en Justicia. Estoy seguro que te acomodaste los lentes y el pelo que te oscurece la espalda, mientras cruzabas el callejón de la Universidad y aquel otro sonrió porque le recordaste a alguien más. Te están escribiendo, M, te están volviendo inmortal.
Y mientras sigas cronometrando encuentros en calles y bares, dejando pistas fugaces, melodías precisas para momentos perfectos y midiendo con exactitud las palabras que conducirán al siguiente eslabón de la cadena, alguien más estará armando ese puzzle para sí mismo, pondrá esa noche algo fría en su cuaderno de notas que, de casualidad, se parecerá al tuyo.
Esto es todo. Más palabras para curar tu insomnio, querida M.»


Miranda no tiene sueño y escribe cartas

8 comentarios:

eMiLiA dijo...

Es un hechizo. Eso es.
Te leo y me quedo prendida de cada palabra.
Hacés todo tan simple.

Un abrazo!

Dolores Eidán dijo...

Ai mujer, mujer.
No puedo más que suspirar largamente ante tus textos.
Tenés magia.
Quedó lejos el encuentro que prometimos una vez, o no?
Un abrazo!

Pablo Nuñez dijo...

Qué lindo hermana! creo que se cual es el supermercado que devora mentes. besotes

María Mácula de Rojo dijo...

che!!! sos una grande,sabías? ojalá te den ganas de escribir mucho mucho mucho. y de compartirlo. tu sensibilidad hila muy finito y a la vez tiene el don de describirnos a todos. (perdón si mi elogio fue exagerado, tuve un momento de cariño incondicional con el mundo,es el amor que me deja así)

Georgia SinClaire dijo...

"te están escribiendo M, te están volviendo inmortal"

ay!

(hombres de metal, al fin de cuentas el metal también reacciona al calor)

saludos

Eclipse dijo...

fantástico eso último, realmente!

César Aire dijo...

M es la Maga de Cortázar, la Libélula de Birabent, Amelie y cualquiera de las chicas de Woody.
No es poca cosa.

Besos y este lugar me está gustando.

Jules dijo...

ey, qué hermoso.
por qué nunca comenté esto?
fiu, listo.