viernes, 22 de julio de 2011

Juegos

Patea la pelota naranja a lo largo de la vereda. A veces su contricante es él mismo, a veces el viento, de a ratos algún ser imaginado.
La pelota que se esconde entre macetas, tras los muritos de los edificios, en los canteros.
Patea la pelota y juega el juego silencioso de inventar el juego a cada segundo.
Así como el murmullo creativo, va inaugurando la experiencia en cada patada, en cada contrincante, en cada recorrido naranja trazado por la pelota.
Y va acariciando sueños, siendo diferentes personas, construyendo otro juego. Cuando acabe con la pelota y retorne al juego de la vida, habrá más murmullos que contener, más decisiones inmediatas en ese juego de libertad.
Amén por el niño.
Y yo afuera.