viernes, 24 de julio de 2009

Quise pensar que había algo más...

(o el tipo que canta V)

Preámbulo
Tres vasos largos nos miran, atónitos. Una merienda anochecida con gustito a nervios, a esperar palabras de bocas nuevas, a tragar sorbos de historias ajenas. Al fin estamos todas, al fin mi ansiedad hace de las suyas y me muestra tal como soy: sin poder dejar de hablar, de lo que sea, mientras sea algo que llene los espacios, que entregue mi simpatía y manifieste mi alegría por el encuentro. Estamos ahí, las tres, abriendo los ojos bien grandes porque no damos crédito a lo que oímos, las casualidades se hacen tentadoramente festejables, nos reímos. Sí, nos reímos mucho. Buena señal. Me encanta la gente que me hace reír. Pasa el tiempo y ya me siento parte. Ellas se conocen de siempre, yo soy una desconocida, una flaquita de lentes más, una pulguita insignificante a la que entregan toda su simpatía, sus historias, sus logros, sus chistes. No se los digo, pero agradezco cada segundo, cada guiño y cada idea compartida, porque de hacerme parte se trata, de sentirme cómoda y jugar por un rato a que siempre nos conocimos.
Entonces me atrevo a la invitación, me las llevo a parte de mi mundo. Aceptan. Vamos a ver al tipo que canta.

La noche
"Soy un niño ahogándose en el río, por eso te doy la mano"

El viento es un ser con caprichos de invierno, un besador con lengua que se juega a matar o morir en cada esquina. Sus manos de rambla le impulsan el trago, le ponen alas en los pies, le dan hambre de gorros que se esfuerza por llevarse. Pronto encontramos resguardo en la sala pequeñita, me esperan caras conocidas, nos arrinconamos con los ojos brillando de expectativa.
Ruidos que nos transportan a la selva, a un mar de calle, a la infancia, a cualquier lado, ruidos que podrían provocar un trance con una copa de alcohol encima (Nane dixit), ruidos que cansan y aturden, que nos hacen reír, que finalmente aplaudimos.
Nos toman el pelo y nos gusta. Les gusta. La armonía retocida es como el viento que se huracana afuera, con caprichos de improvisación y burlas hacia el público.
Ellas se marchan, yo aún espero.
En el medio me abstraigo mientras alguien recita sus poemas cargados de lugares comunes. La noche huele a viernes, huele a pasos tragándose mis ganas de volver; arde, tan infame, entre las frases que no me atrevo a decir para callar todo el ruido de afuera. La rubia me levanta las cejas ante cualquier mueca que le hago en referencia a los poemas. Nos reímos, cómplicemente, nos acompañamos en silencio y esperamos, espero.
Hay un quiebre en la noche, alguien entra y me reconoce y me abraza; salgo al campo de batalla, los fuegos cruzados del viento y la hoguera improvisada en un tanque me vuelan el pelo, el gorro, la bufanda. Intercambiamos besos polares, el pico de una botella, el calor que no llega y golosinas. Yo estoy despierta en medio de un vagón de siestas, rogando por primaveras (primaveras eran las de antes) para curar como antibióticos mi corazón tan frío.
Adentro arde un comienzo. El tipo que canta ya se ha instalado tras el cristal y nuevamente me arrincono para terminar de escuchar la noche. A centímetros de distancia de mi cara, la música conocida empieza a trazar esquemas mentales en mí. El verano llega como foto mental, en cápsulas de sonrisas y de recuerdos fragmentados. Pienso en amigos lejanos y en que un día nos unió el tipo que canta. Pienso y huelo ese perfume de un desconocido, pienso y observo los dedos en la guitarra. Me río con las ironías y las cosas simples que siempre son ese exquisito valor agregado. Su voz de papagayito frágil se anima un poco más esta vez, le da a la viola con furia, quiere tirar a alguien a las vías cuando pase el tren.
Canto, no puedo evitarlo, se me deslizan las palabras que en unas cuantas listas se amontonan con destinatarios diferentes. Pienso en la llamada ahora imposible al escuchar esa canción en que siempre nos reconocemos con una, el recuerdo de esa otra pendeja adorable que me cambió un tipo que canta por otro.
Hay un jueves más en el calendario; marcadas en rojo las gracias del tipo que canta que, como siempre, parecen ser disculpas, mientras ignora que al otro lado del vidrio se dibujan invisibles gracias por el par y pico de sonrisas que me arrancó pese al frío glacial y los desencantos.
Lo simple... siempre me conquistó la magia de lo simple.

"Vamos a confrontarlos esta noche los dos(...) pero antes decime que me querés, si no, qué sentido tiene..."

10 comentarios:

Prinfinita dijo...

Es cierto.

Detrás de todo estereotipo, somos esto que somos. Quiero decir que después de toda coraza, viene esa simpleza hermosa que no se deja ver a menudo..

(lo simple de él, que se deja ver aún cuando él quiere cautivarme con cosas que me gustan y a él no tanto)
(un mate, una musiquita, una tarde, algunos ojos, palabras, amor)

(uno es un granito de arena.. definitivamente..)

Lindo su Lugar. Cuídelo Srita.

Besos Vecinos.

green. dijo...

me alegra que tus jueves ya no sean 'otro jueves cobarde'.
adórote.

nane dijo...

Eclipse Caro, te dejo esta sonrisa cómplice que me provocó lo que escribiste...
Gracias a vos por generar en un atardecer frío el calorcito de las pequeñas grandes cosas.
Me alegra que después de nuestra despedida la noche te haya regalado más encuentros y sorpresas.
Hasta pronto!!
Beso grande

Quijo - Meli Polo Fdez dijo...

DIME QUE ME QUIERES...TAN SÓLO? ESO....

Xaj dijo...

Lo simple es hermoso, si. El viento en la cara, la arena en las manos, el mar hablando al oído, árboles cantando de pie. Si, lo simple.

Abrazo nena eclipsada.

pájaro pequeño dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
pájaro pequeño dijo...

todo es cierto... y te digo algo? me encantó el blog

Antonella dijo...

qué lindos escritos! voy a seguir chusmeando un poco más. Te felicito, un beso

pájaro pequeño dijo...

re, re, y más re: gracias por decirme que mi blog estaba lindo.

Dolores Eidán dijo...

El viento siempre ha dado que hablar, y lo simple, uf, lo simple. Hace rato que no me fijo en lo simple (qué me está pasando?)

Eclipse, atrasada mi felicitación por tu "logro perruno", a la distancia un aplauso, una sonrisa de felicidad en mi cara, y un abrazo gigante para vos.
Vas a llegar lejos mujer, y voy a estar ahí para leerte (cerca).

Saludos!