lunes, 25 de mayo de 2009

Yumager

Hoy vi a "Yumager". Conozco la historia desde hace tiempo, un tanto inverosímil, un tanto cómica, un tanto triste.
Hoy justamente pensaba en demasiadas cosas relacionadas con ver al otro, con recuperar cierta sensibilidad que creo he perdido o al menos se ha atenuado en mí y que no quiero perder.
"Yumager" estaba en la parada de Gral. Flores y Propios (sí, aunque esa calle en verdad se llame José Battle y Ordóñez), hablaba al vacío y luego con alguien que se cruzó en su camino.
Con su remera de todos los días y su pelo lleno de canas frágiles, "Yumager" ha adquirido su apodo (y lo escribo mal a propósito) por estar siempre, siempre, con un volante de algún auto quién sabe de qué año y pretendiendo manejar un auto, corriendo o caminando, según el caso, haciendo los ruidos pertinentes y conversando acerca de las cualidades de su vehículo imaginario.
"Yumager" es gracioso y melancólico. Es un tipo inofensivo, ya conocido en el barrio, hasta querido, pero en cierta forma distante...
Su "locura" interpela a conocidos y desconocidos, siempre genera algo en el otro, nunca la pasividad, nunca la asimilación como algo normal y corriente. Aún aquellos acostumbrados a verlo cada día en distintos lugares de la zona, con una nueva sonrisa, siempre con sus ruidos de vehículo y su soliloquio, no pueden evitar sentir ¿compasión? ¿lástima? ¿diversión? frente a la figura constante de "Yumager".
Y es lo que tiene, su constancia, su presencia casi impasible frente a las condiciones climáticas o a los humores tan cambiantes de los cuerdos.
Y a mí la tristeza que me produjo "Yumager" vino de más adentro, de otra cosa... vino de esa sonrisa con que celebra lo que para nosotros puede ser hasta un juego infantil, viene de esa felicidad de convencerse de su tarea, de creerse lo que hace, de estar en coherencia con su mundo y ser tan otro para los de afuera.
Él, en su condición de minoría, no nos juzga, no nos ve como anormales, comparte su formidable máquina y sus triunfos deportivos con una sonrisa.
No dudo que si le pidiéramos una vuelta, nos pasee por todo el Cerrito de la Victoria o quizás nos haga un tour por Montevideo, con la mejor voluntad y siempre, siempre, con una sonrisa al volante.

7 comentarios:

Habitarás mi ocaso dijo...

Linda historia, en Lanús tenemos un "Travolta" que baila por las calles y vive en ellas también. Todo el mundo lo conoce y lo saluda. Y mientras tanto el piensa que el mundo es una pista de baile.

Besos, Carito

l dijo...

Y nosotros que caminamos tan ensimismados (¿ennosmismados?) que no nos damos cuenta, a veces, que una sonrisa puede cambiar la forma de ver el mundo en un solo instante.

Creer en uno mismo.
Creer, o que nos rifen en plaza pública.

Besos, Caro.

Peter dijo...

Ahhh, personajes tan excéntricamente simpáticos... por estos lares hay varios: "Tono Ballena", "Marina", "Malibú"... tantos otros. Y uno que a veces hace caso omiso de sus monerías. =)

"Cada loco en su luna", he aquí testimonios vivientes de ello.

Saludos. =)

Jorgelina Mandarina dijo...

Yo te he contado de los personajes paranaenses... En agosto, damos una vuelta con Yumager? Mirá que yo me animo, y no va a quedarte otra que seguirme.


Feliz no cumpleaños, feliz no cumpleaños!

Jorgelina Mandarina dijo...

El tema 6.
Siempre...

Feliz... ya sabes...

Habitarás mi ocaso dijo...

Y hoy te dejo un Feliz cumpleaños!!! Y el deseo de que te salga un chico lindo y poeta del pastel!

n dijo...

Siempre creí que el mundo dependía en realidad de sus personajes secundarios. Me encantó tu texto.

un saludo.