domingo, 20 de abril de 2008

Foto

- Cuando te saqué aquella foto no eras tan fácil.
Ella se voltea y se le ilumina apenas la cara al ver esa imagen que pareciera sacada de uno de los álbumes que guarda bajo la cama como tesoros. El mismo rostro limpio y un tanto puntiagudo, los ojos profundos, la sonrisa de costado y las cejas pobladas.
Ella nada más sonríe un poco, disimulando su sorpresa y el corazón que da pequeños saltitos.
Se saludan, se saborean apenas en un beso de viejos amigos, se escrutan en silencio, se vuelven a sonreir.
- ¿Qué andás haciendo por acá?
- Lo mismo de siempre- dice él vagamente - corriendo alguna cosa interesante para ganarme unos pesos. Ahora estoy en la prensa.
Obvia notoriamente devolverle la pregunta, pero flota dolorida en el aire.
Ella le ofrece un cigarro que fuman a medias, en silencio, nada más viéndose de reojo con un poco de vergüenza y ganas contenidas de tocarse.
Aspiran los últimos hilos de humo y se enfrentan cara a cara. Ella entrecierra los ojos y hace un gesto mientras revuelve la cartera gastada que le cuelga del hombro. Al fin saca algo doblado y manoseado que le pasa con una mueca de ternura y nostalgia.
Él ya sabe qué encontrará cuando abra el papel, pero aún así deja que la foto lo haga viajar en el tiempo y detiene sus ojos en aquella piel un poco bronceada y la sonrisa amplia pero tímida de la muchacha de la foto, que ahora tiene que buscar con bastante dificultad en la que tiene en frente.
- Qué tiempos - dice como si la frase le pesara, le doliera, le quemara la garganta. El ácido de unas lágrimas le enrojecen los ojos y procura mirar a lo lejos y luego bajar la vista para consultar el reloj.
-¿Ya te vas? - pregunta ella tranquilamente. Los años, las andanzas, las experiencias, su trabajo, todo la ha hecho una experta en retener sus emociones. No puede demostrar con su cara cansada y su cuerpo gastado que lo único que quiere es que se la lleve lejos.
- Tengo que trabajar - se disculpa, quizás como tantas veces lo había hecho antes, cuando esas pequeñas frases comenzaban a abrir el abismo que ahora los separa.
El 'yo también' de ella volvió a quedar impronunciable pero presente y pasaron unos minutos más mirándose en silencio.
- Vamos conmigo - le pide él casi sin querer.
- No, no puedo.
Y con una última mirada de mutua lástima, cada cual se va por su lado.
Él piensa que la facilidad sigue no siendo lo de ella a pesar de su trabajo.
Ella piensa que la persuasión sigue no siendo lo de él a pesar de su trabajo.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

sis, IN CRE Í BLE.
relamente bueno.. para la situación en la que estoy he estado con ganas de leer cosas así, en prosa, cortitas y que te peguen un poco.
viajaste, pero viajaste bien, jaja.
en fin..felicitaciones por tu premio (:
me voy a hacer mis obligaciones, estamos hablando..besote..

Quijo - Meli Polo Fdez dijo...

Temidos y deseados reencuentros. Qué bonito es volver a encontrarse con nuestro pasado, ¡y qué miedo da!

Irina, dijo...

esto que escribió es muy triste, eclipse.

Jorgelina Mandarina dijo...

Siempre sucede que nos tenemos que ir y que nos da tanto miedo pensar que hubiera sido de nosotros si nos ibamos con el, para luego reprocharnos por el resto de nuestras vidas no haberlo intentado...

Por lo menos asi lo veo yo...

Amiga! tus palabras me hacen suspirar...

Besotes

Eclipse dijo...

la vida podría medirse en las veces en que nos vamos con él y las que no...
siempre, amiga

yo mismo dijo...

ya ves, hay veces que no terminamos de reencontrarnos. que las historias quedan ocultas por no se sabe qué razón, que al final nadie dice lo que realmente piensa y, en fin, siempre esos puntos suspensivos que te mantienen en un hilo.

por eso yo terminé siempre diciéndolo todo. por eso dejé de mantener esos falsos entendidos. por eso mejor lanzarse y sentir, que sentir sin carne ni manos, sólo sentir y no saber más. qué más. nada más.

(perdón... creo que una vez me pasó algo así, siento haberme extendido)

Eclipse dijo...

muuuuuy cierto, amigo, sentir y nada más, aunque esto nos desnude y nos deje vulnerables, pero los sobre entendidos nos hacen peor.
hay gente que construye sus vidas en base a sobre entendidos, a la suposición de lo que el otro no dice.
y en esa vida de calle y tortuosas horas para ganar unos pesos, la gente se acostumbra a eso...

pennylanebcn dijo...

"su cara cansada y su cuerpo gastado que lo único que quiere es que se la lleve lejos".


Maravilloso escrito...me ha encantado.

Regina