miércoles, 24 de enero de 2007

educando con k

Nuevo header. Motivo principal de haberme decidido a hacer click en "nueva entrada".
Nuevos colores, nuevas formas de pensamiento, nueva vida.
Bah, si es la mismísima y monótona vida de siempre, aburrida, además, porque no queda nadie en esta odiosa y bella ciudad para hacerme algo de compañía, para alegrar mis tardes, para compartir cosas originales.
En realidad no soy la única que queda, por eso el otro día me fui a lo de Majo y he aquí otro motivo para esta entrada. Casi de casualidad vimos la película "Los edukadores" (Daniel Bruhl, Stipe Erceg, Julia Jentsch.)
A pesar de que la vimos cortada y de que se nos hizo ( a Majo más que a mí) un tanto extensa, me pareció una muy buena película. En cuanto a lo técnico, bueno, tiene sus carencias, un manejo de la cámara un tanto descuidado, cuadros no muy buenos, una fotografía algo mediocre y en algunos momentos el ambiente no es creado adecuadamente.
La música en general es muy buena, cuando la hay (entre ellas la magnífica "Hallelujah"). Si algo en que difiere de las películas de Hollywood y que me sorprendió gratamente es la ausencia de música en varias escenas en que tal vez hubiera cuadrado, según las exigencias de un público acostumbrado a lo que importamos de yanquilandia.
El argumento: bien sostenido. Obviamente dejó muchas cosas repicando en mi cabeza. Los personajes están bastante bien retratados y transmiten esa ferviente lucha idealista por un mundo mejor. Me pareció emocionante ese idealismo, esa lucha poétcia por lo que creen verdadero y en contra del sistema que oprime... que oprime, pero ¿a quién oprime? Luchan en parte por una causa ajena, que los incluye como miembros de la sociedad en la que viven pero dignifican derechos ajenos, se hacen voz de los más pequeños, de los más pobres, de los que para ellos necesitan ser ayudados.
A mí todo esto me generó sentimientos bastante encontrados. Gracias, gracias, su lucha me parece justa, bien fundamentada y nos ayuda... pero ¿es su lucha? Me da un poco de vergüenza el pensar que otro pelea mi batalla, que otro se pone mi camiseta para intentar arrancarle algo al repudiado capitalismo y tratar de despertar a la gente que no quiere ni necesita ser despertada.
Por otra parte, me dejó esa sensación de querer salir a patear el mundo, contagiada por lo apasionado de cada personaje, de la manera en que manifiestan y se cargan al hombro sus ideales, por la manera en que son radicales. Este radicalismo con mesura, que no descarta la parte humana, todo lo contrario, es lo que los hace más queribles, más frágiles en sus apariencias de llevarse el mundo por delante.
No sé si decir final inesperado... final confuso... final abierto. Diría más bien final distinto, hecho y derecho, bien sostenido y obvio. Sí, obvio, pero que mi ingenuidad (y la que se nos crea al acostumbrarnos a cierto tipo de cine) no nos permite, creo yo, anticipar. Lo mismo sucede con otras cosas, como las relaciones y los lazos que van más allá de ocasionales peleas o desastres, de dramatismo absurdo y se consolidan en pilares distintos, aún idealistas y con un carácter más trascendental y maduro.
Extraña, repito la idea, distinta, pero me ha gustado mucho por todo lo que deja picando si uno se la toma en serio, aunque si se quiere es perfectamente olvidable.

1 comentario:

g. dijo...

Veo que tiene cero comentarios y sin haberlo leído (Todavía) digo que esta película yo la vi en una semana santa (Con una mujer a mi costado que se quedó dormida)...

Gran peli, realmente hizo que empiece a tomar nota que el cine se puede ver con un idioma tan extraño como es el alemán para mí.

Además el pibe es el de "Good Bye Lenin" que también es una gran película. Me hace acordar mucho a un compa del colegio.

Y sí, ando en el trabajo y medio aburrido.

Y ahora entre todo leeré la entrada, pero quería antes que nada, comentar.

Saludos.