lunes, 9 de abril de 2012

Noches de esas

La luna nos persigue mirando fijamente dentro del taxi. No ha parado de mirarnos desde que salió, grande y hermosa, asomándose entre los edificios del Parque Rodó.
No lo sabemos en ese momento, pero nos esperan días contradictorios, de reír y llorar a la vez, de cercanía y distancia en palabras, personas y momentos asítodojunto casi sin tiempo para respirar.
Yo creo que algo se puede intuir, mientras la luna claustrofóbica se despereza en un cielo negro casi sin estrellas y nos sigue hasta que cruzamos el umbral.
Y yo te pido que me digas cuál te gusta más, hablándote de las casas sobre la calle Canelones y vos me señalás a mí. Y ahí capaz me acuerdo de la luna de la noche anterior, testigo del amor en el asiento de atrás del taxi, y no digo nada. Ese poder selénico me embriaga y sólo atino a sonreír, descolocada por el comentario, mientras busco un foco blanco por entre los edificios.
Premoniciones cumplidas aparte, el domingo espera a que llore, para irse dejando la carga de una semana a estrenar.

1 comentario:

Pablo Sansone dijo...

Conozco alguna de esas sensaciones. Lindo como siempre, cada verso.