sábado, 3 de enero de 2009

Yo, tú, ella, él ¿quiénes?

Ella escribe sobre ella misma. Supongo. Intuyo. Sospecho. Ella, la mujer, la otra, escribe, se describe, o quizás escribe sobre una desconocida que conoció y que es un poco ella. Dolores, búsquedas, escribe. Y esta otra piensa que la mujer, la otra, escribe sobre ella misma, porque no puede llenarse.
Y es todo tan raro, se dice, ella, leyendo a la mujer, a la otra, él leyéndola en una charla aparentemente normal, pero a su vez leyendo a la mujer, comprendiéndola y queriéndola. Callándola.
El cuarto tibio. Un cuarto tibio cualquiera, replegándose en la memoria de un invierno nevado. El cuarto tibio, piensa, sopesa entre las dudas y las rarezas del paralelismo que lee. Descubre que puede recordar sensaciones. No sólo las imágenes de un pasado lejano sino olores, temperaturas. La cama ancha, inabarcable. Fría e inabarcable. La cama para ella sola. Y el levantarse, cruzar al baño, la casa tibia. El cuarto tibio.
Lee: "el cuarto tibio" en alguna parte espera por una inmensidad que no es la suya. Espera, y relee, y lo lee a él, casi flotando, casi deseando que las palabras sean manos.
Las manos.
Las estaciones se repiten en ramitos de geranios y jazmines. Lo lee, quiere decirle tantas cosas. Él lee a la otra, la abraza con halagos y la comparte, la ofrece, deliciosamente la saborea en los ojos de otros, aunque secretamente es suya, la otra, no ella.
La otra escribe sobre ella misma en un libro desordenado, la divierte y se palpa la cara, deja el libro reposando en su pecho, pensando. La otra, la mujer, la hace pensar en él que se arrima, pero que siempre lejos. Pero que siempre arde en la piel sin ser tocado. Y ella, con sus manos, con su nada incandescente, sonríe con palabras.
Las estaciones se repiten. Ya sabés la historia. Ella, la otra, te la contó. Y más, sabés qué fue ficción y qué no de aquella historia, sabés por qué hay un libro dentro de otro.
Y yo pienso en la nieve. En los recuerdos tan ajenos a la nieve que me trae la nieve. Es raro. Tan raro como que yo piense en ella, y ella piense que la otra, la mujer, escribe sobre sí misma, para que al fin piense yo en él. O ella, que piense en él que no le entrega las palabras que necesita oír, pero que sigue, en su parapeto blindado, regalando soles.
Las manos.
Y la nieve.
Y tener que partir (sólo, a veces, para tener que regresar)
Es así, le dice ella. A veces lo que importa es el regreso y uno parte, con todo lo que implica, para hacer algo con el viaje. Y luego la celebración o la culpa o la nostalgia del regreso. Me pone incómoda que importe más el regreso. El viaje a veces solo importa si hay lugar a dónde regresar, le dice él. En realidad no le dice nada, ella se imagina. Sería una buena respuesta, probablemente él la daría.
La nieve.
Las manos.
El viaje.
Y se olvida del piano en que le enseñaron unos pocos compases, se olvida, pero ahora recuerda. Y recuerda que le dijeron que a veces no es cuestión de la cantidad de tiempo, sino de la intensidad con que se viven los momentos. Y piensa en ella, en la otra, la mujer, de alguna forma siempre la hará pensar en él de esa forma. Debe buscar otra. Saber que la mujer escribe sobre sí misma (o intuirlo, o sospecharlo) y que él lee en vivo a la mujer, la lee a ella y nada más espera.
¿Y a quién espera?

13 comentarios:

despojada dijo...

las palabras hechas manos.. que delicia de expresión.. que me abrancen pues!
cariños

Verònica dijo...

la intensidad de los momentos, es asi, toda realidad depende de como la vivimos, de què ingredientes le ponemos para hacerla màs dulce, menos amarga.. y sentirla como la buscamos.
Me gusta leerte, imaginarmelo todo, sentir que soy yo y en parte soy ella y aquellas otras, muchas que habitan dentro de mi... cuando yo tampoco entiendo mis cambios de humor pienso en eso.. en que estoy en un lugar y a la vez no termino de salir de otros.. y a mi tambièn me provoca desconcierto.
¿y a quièn espera? quizàs todos esperamos encontrarnos con nosotros mismos, supongo que tiene que pasar eso para que luego podamos encontrarnos con los demas.. un abrazo fuerte, Vero.

Anónimo dijo...

cholei, me dejaste without words.
me encanta la forma que está escrito. y me encanta lo que dice, el jueguito de palabras, el mundo adentro del otro. me encanta, simplemente. me encantó.
te quiero mucho.

Carlos Lucero dijo...

leer mujeres es tan tortuoso y difícil como tomar agua de lluvia...por otra parte por más bien que lo hagas nunca se calma la sed

g. dijo...

Lo primero que me golpea (De buena forma, aclaro) es que cuando te leo, encuentro "estilo".
Yo te leo y encuentro algo, que creo que carecen muchos escritos de muchos blogs, que es una voz poética/narradora. Que aunque narre, como es este caso, se puede llegar a encontrar la poesía en la prosa.
Eso, para mí, es "estilo"; tu estilo. Creo que vos tenés voz. Así de simple.

Me encanta la idea del texto. No voy a decir mucho más hoy. Te lo diré luego, supongo.

Vos vas a ser editara, de eso estoy seguro, Botija.

Saludos.

Dolores Eidán dijo...

Sí que me gustó esto.
Las mujeres, sus otros, tengo predilección por estos temas.
Cada vez da más gusto leerte, mujer!

Habitarás mi ocaso dijo...

Te dije que tus textos me parecian frescos. Y lo sigo sosteniendo.

Besos

(Estuve leyendo algunas cositas viejas tuyas... despues te dire cuales)

Jorgelina Mandarina dijo...

SIEMPRE pasa eso. Siempre.

Uno mira al que mira al otro.

Quelevamosahacer.

Todo lo ancho del río, En nada.

Quijo - Meli Polo Fdez dijo...

La mujer que escribe sobre otra en realidad escribe sobre si misma, son pedacitos que va dejando....¿a quién espera?....ya lo sabemos...o lo intuimos... ;) Un abrazo!!!

Xaj dijo...

Metalenguaje, hermeneútica del yo, del otro, de todos nosotros reptando por el suelo de concreto y piedra pomez.

Todos nos leemos, nos sentimos. Un café, nena rubí?

Anónimo dijo...

Siempre hay otra persona que se cruza en nuestro camino.

Saludos

Habitarás mi ocaso dijo...

Despues quiero saber como te fue con las poesías? Y si te portaste bien al final... je. espero que no mucho... =)

Besos

g. dijo...

Vos no escuches a Mili, usted Botija sea buena chica... Vaya a la iglesia y todas esas cosas...

Besos che, lindo saber que estas bien.
Suerte el sábado.