martes, 17 de junio de 2008

Manías

En clase las mesas son grandes y con una superficie blanca con tramas originalísimas de rayas, producto de los sucesivos cortes con trincheta que propician los alumnos sobre ellas.
Siempre me han parecido un lugar sumamente cómodo para trabajar y piezas codiciadas para mi inventario personal.
A través de estos tres años, he descubierto una manía que tengo con respecto a las mesas de clase. Siempre hago un despliegue excepcional de objetos, independientemente del uso que pueda darles para la asignatura concreta.
Hoy me detuve a pensarlo y contemplé a mi alrededor. En mi correspondiente "sector" de la mesa -en esa clase la compartíamos entre tres personas- estaban: mi pequeño bolso, abierto y un poco gastado, compañero y cómplice de idas y venidas, de glamour, lluvia y encuentros soñados; una enorme cartuchera, un tanto infantil, que quienes me conocen saben reconocer como mía; la agenda, objeto que alberga más manías (las listas de cosas pendientes, las crónicas de diversos sucesos); mi infaltable y casera libretita ovejanegra; dos revistas freeway, primero de estos objetos que tenía que ver con la clase; "Cartas a mi madre", de Sylvia Plath, libro que leo actualmente con estupor y entusiasmo; un gorrito de pana y unas cuantas impresiones de trabajos para otra clase.
Miro todos los objetos y sonrío. ¡Sufro tanto en las clases teóricas con bancos pequeñísimos!
Eso ahí en la mesa soy yo hoy, eso allí es mi estado de ánimo, mi pequeño mundo, mi historia, mi vida, de cierta forma.
Alguna persona observadora sería capaz de aprender y saber muchas cosas sobre mí estudiando esta maniática costumbre de desparramar mi ser en las mesas de la universidad. Imagino a alguno de los que me conoce sonriendo al figurarse que esto es fácilmente comprobable.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

S A L A D O
me pasa eso con la agenda. desde el año pasado me pasa. me parece que abrirla es entrar en mi mundo. y todo el que la mire puede definir, sin conocerme, mi personalidad o forma de ser, o lo que sea..
LAS DURACEL AL CASSETTE HERMANA!
te adoro, besi

yo mismo dijo...

a mí me ocurre algo parecido, sólo que al revés. ¿sabes? me paso el tiempo esperando a que se acaben mis cuadernos y agendas para comprarme otro más bonito y más cercano a mí. pero cuando los tengo, me da miedo tocarlos y que pierdan esa esencia de algo nuevo y diáfano. es algo que tengo que superar, lo sé. y por eso mis cosas a veces, no siempre, no parecen mis cosas, son cosas con cosas escritas... sin más.

y te digo esto, apenas unos minutos antes de mi último examen del año. este lugar es uno de mis favoritos si quiero relajarme y estar tranquilo... :)

un beso.

Irina, dijo...

las prendas del amor sobre la mesa.

Adriana Lara dijo...

mi marido tira el rollo de papel higiénico acabado detrás del bidét. Odio sus manías.

Jorgelina Mandarina dijo...

Yo soy re maniatica, y eso de las mesas grandes me atrae a sobremanera, siempre encuentro lugarcito para desparramarme como pueda.

Muchos besos amiga!

Cada vez falta un poco menos para el verano... :D

Xaj dijo...

Uno es un pedazo de manías caminando. Ciclotímicos del sentimiento, ávidos maniáticos rutinarios.

Somos humanos.

Saluditos y abraxos srta.

Sabrina dijo...

yo soy de esas que nunca llevan nada y viven eprdiendo sus lapiceras y preguntando por ahi quien es tan amable de facilitarme una...
al menos ordenando el banco, empezamos a ordenar algo, no?

Mila dijo...

Ojalá tuviera una cartera en la que me entre algo másque una cartuchera y una agenda jaja.
Perfecto que desparrames tus objetos personales por doquier, nadie te lo impide!
Te agrego mis links, me encanta tu forma de escribir.

Anónimo dijo...

Buena idea la de conocerse a través de los objetos. Soy curioso por naturaleza.