jueves, 1 de febrero de 2007

cuatro lecturas obligatorias

1.Una persona muy especial me hizo llegar este poema el otro día. Me conmovió muchísimo, me llegó hondo y me gustó, por sobre todas las cosas, porque admiro esa mágica construcción de imágenes...

VENID A VER EL CUARTO DEL POETA

Venid a ver el cuarto del poeta.
Desde la calle
hasta mi corazón
hay cincuenta peldaños de pobreza.
Subidlos.
A la izquierda.

Si encontráis a mi madre en el camino,
cosiendo su ternura a mi tristeza,
preguntadle
por el amado cuarto del poeta.

Si encontráis a Evelina
contemplando morir la primavera,
preguntadle
por mi alma
y también por el cuarto del poeta.

Y si encontráis llorando a la alegría
océanos y océanos de arena,
preguntadle
por todos
preguntadle
y llegaréis al cuarto del poeta:
Una silla, una lámpara,
un tintero de sangre, otro de ausencia,
las arañas tejiendo sordos ruidos
empolvados de lágrimas ajenas
y un papel donde el tiempo
reclina tenazmente la cabeza.
Venid a ver el cuarto del poeta.
Salid a ver el cuarto del poeta.
Desde mi corazón
hasta los otros
hay cincuenta peldaños de paciencia.
¡Voladlos, compañeros!

(si no me halláis
entonces
preguntadme
dónde estoy encendiendo las hogueras)

César Calvo


2. Por otro lado, este post de Orsai me gustó mucho. Lo comparto también porque es de interesante lectura.



Las paranoias del nuevo rico

En la vidriera de Dolce & Gabanna hay carteras pequeñas, de
piel, a 800 euros. A unos metros, en la vereda, un marroquí vende unas idénticas
por 15. Como las carteritas de dentro y las de fuera tienen el mismo color, el
mismo diseño y el mismo logo, por la tarde llega la policía. En un mundo sensato
meterían preso al vendedor que no tiene escrúpulos. En este mundo, en cambio, se
llevan esposado al marroquí, por molestar a los nuevos ricos con una realidad
escandalosa: el verdadero precio de las carteras.




Leer todo

3. Encontré también este pequeño texto del ídolo Leo Maslíah, que, por ser tan particularmente absurdo y no contar con nada de desperdicio, no puedo dejar de pensar en él sin una sonrisa en los labios:

La oscuridad no es algo que me preocupe. En todo caso, me podría preocupar la luz, porque la oscuridad es solamente ausencia de luz. Aunque la ausencia no es algo que me preocupe, tampoco... Y la preocupación, menos. Me es indiferente. Aunque la indiferencia; si, es algo que me preocupa muchísimo, porque la considero una actitud vergonzosa, siendo que la verguenza no me preocupa. Antes sí me preocupaba. Pero, igualmente, a mi me da lo mismo el antes y el después de mi vida no es un desarrollo tendiente a nada... por eso la nada no me quita el sueño... A veces me quedo toda la noche despierto pensando en eso... Y no llego a ninguna conclusión. Es que las conclusiones me exasperan. Yo prefiero los puntos de partida. No por la partida, sino por los puntos. Yo siempre trato de acumular puntos. Y no por los puntos en sí, es por la acumulación. La acumulación entendida como una cosa sola, no como un cúmulo de otras, porque si yo pudiera a los cúmulos los disgregaría, para mí las cosas tienen que ir separadas, no juntas. Porque juntas traen otras cosas y eso trae complicaciones. Aunque yo a las complicaciones no les tengo miedo. Lo que me asusta es lo simple. Lo simple no se sabe cómo se forma. Ahí está el misterio. Aunque mentiría si dijera que los misterios me importan. Siendo que mentir, en realidad, tampoco me preocupa, porque cuando miento, puedo decir cualquier cosa. Aunque sea verdad, no importa, porque la digo de mentira. En cambio cuando hablo con la verdad, ahi si tengo que andar con más cuidado. En esos casos, por las dudas, digo lo menos posible. Y después, me desdigo, así cubro dos posibilidades. No es que me quiera cubrir, yo hago todo al descubierto. Y si puedo a la intemperie, mejor. Y si no hay luna, todavía mejor, porque a mi la oscuridad no me preocupa. En todo caso me podría preocupar la luz. Porque la oscuridad, a fin de cuentas, es solamente la ausencia de luz. Aunque la ausencia... que raro, tengo la sensación de cuando te parece que a algo ya lo viviste, que ya pasó...

4. Por último, como no podía ser de otra manera, Borges. Uno de mis poemas favoritos.


EL INGENUO


Cada aurora (nos dicen) maquina maravillas
capaces de torcer la más terca fortuna;
hay pisadas humanas que han medido la luna
y el insomnio devasta los años y las millas.

En el azul acechan públicas pesadillas
que entenebran el día. No hay en el orbe una
cosa que no sea otra, o contraria, o ninguna.
A mí sólo me inquietan las sorpresas sencillas.

Me asombra que una llave pueda abrir una puerta,
me asombra que mi mano sea una cosa cierta,
me asombra que del griego la eleática saeta

instantánea no alcance la inalcanzable meta,
me asombra que la espada cruel pueda ser hermosa,
y que la rosa tenga el olor de la rosa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buenos los cuatro.
Podrías explicarme el comentario del post anterior?
Te quiero,
Camila.