Detrás del nombre hay lo que no se nombra.
J.L.B.

Detrás del nombre hay lo que no se nombra.
J.L.B.
Las paranoias del nuevo rico
En la vidriera de Dolce & Gabanna hay carteras pequeñas, de
piel, a 800 euros. A unos metros, en la vereda, un marroquí vende unas idénticas
por 15. Como las carteritas de dentro y las de fuera tienen el mismo color, el
mismo diseño y el mismo logo, por la tarde llega la policía. En un mundo sensato
meterían preso al vendedor que no tiene escrúpulos. En este mundo, en cambio, se
llevan esposado al marroquí, por molestar a los nuevos ricos con una realidad
escandalosa: el verdadero precio de las carteras.
3. Encontré también este pequeño texto del ídolo Leo Maslíah, que, por ser tan particularmente absurdo y no contar con nada de desperdicio, no puedo dejar de pensar en él sin una sonrisa en los labios:
La oscuridad no es algo que me preocupe. En todo caso, me podría preocupar la luz, porque la oscuridad es solamente ausencia de luz. Aunque la ausencia no es algo que me preocupe, tampoco... Y la preocupación, menos. Me es indiferente. Aunque la indiferencia; si, es algo que me preocupa muchísimo, porque la considero una actitud vergonzosa, siendo que la verguenza no me preocupa. Antes sí me preocupaba. Pero, igualmente, a mi me da lo mismo el antes y el después de mi vida no es un desarrollo tendiente a nada... por eso la nada no me quita el sueño... A veces me quedo toda la noche despierto pensando en eso... Y no llego a ninguna conclusión. Es que las conclusiones me exasperan. Yo prefiero los puntos de partida. No por la partida, sino por los puntos. Yo siempre trato de acumular puntos. Y no por los puntos en sí, es por la acumulación. La acumulación entendida como una cosa sola, no como un cúmulo de otras, porque si yo pudiera a los cúmulos los disgregaría, para mí las cosas tienen que ir separadas, no juntas. Porque juntas traen otras cosas y eso trae complicaciones. Aunque yo a las complicaciones no les tengo miedo. Lo que me asusta es lo simple. Lo simple no se sabe cómo se forma. Ahí está el misterio. Aunque mentiría si dijera que los misterios me importan. Siendo que mentir, en realidad, tampoco me preocupa, porque cuando miento, puedo decir cualquier cosa. Aunque sea verdad, no importa, porque la digo de mentira. En cambio cuando hablo con la verdad, ahi si tengo que andar con más cuidado. En esos casos, por las dudas, digo lo menos posible. Y después, me desdigo, así cubro dos posibilidades. No es que me quiera cubrir, yo hago todo al descubierto. Y si puedo a la intemperie, mejor. Y si no hay luna, todavía mejor, porque a mi la oscuridad no me preocupa. En todo caso me podría preocupar la luz. Porque la oscuridad, a fin de cuentas, es solamente la ausencia de luz. Aunque la ausencia... que raro, tengo la sensación de cuando te parece que a algo ya lo viviste, que ya pasó...
4. Por último, como no podía ser de otra manera, Borges. Uno de mis poemas favoritos.
EL INGENUO