martes, 11 de noviembre de 2014

In memoriam II

Yo quería compartir lo que hacía y me anoté a un concurso.
Recuerdo el día de la premiación y aquellos dos personajes sentados delante mío. Él se dio vuelta, me extendió una tarjeta y me dijo que le escribiera un mail, así sin más.
Empezaba el verano y la casa de Reducto era a la vez acogedora y fresca. Me gustaba caminar por Bvar. Artigas hasta Pando, entrar por el pasillo largo y dejarme sorprender.
Yo era casi una niña, amaneciendo a demasiadas experiencias a la vez. Él me dio una oportunidad que podría parecer insignificante. A mis diecinueve años las tertulias, los bares, las lecturas, las reuniones, la gente nueva, marcaron un antes y un después.
Me acuerdo que no le gustaban los poemas con diminutivos, que me regaló libros, me contó historias y me invitó a todo lo que estaba a su alcance para que yo creciera y siguiera escribiendo.
Hacía mucho que no lo veía, pero siempre le tuve el cariño que se le tiene a alguien que te salva justo en el instante que estás por desistir de hacer lo que te gusta.
Salud, Roberto Genta.
Gracias por creer en mí.

1 comentario:

El poeta invisible dijo...

Es una hermosa postal de Roberto