Olvidé cómo se pronunciaba
aquel nombre extranjero
mientras el lunar era perfecto
y la lluvia descansaba atrás del sol
con ojos más sabios que valientes
Vertí la última letra de su nombre
en el pasto amarillento
pidiendo permiso
como quien teme ser nombrado
en reiteración profunda.
1 comentario:
Como cuando el silencio es posible
y las palabras empiezan a temblar.
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