lunes, 9 de noviembre de 2009

Com.pro.per

Comisión Pro Pérdida. Así se autodenomina un grupo de gente que pone a disposición su hermosa casa una vez por mes para que quienes deseen asistan a un encuentro con el arte. Alguien inicia sesión en la parte literaria y luego el espacio queda abierto a quienes tengan ganas de arrimarse y leer sus cosas. Después de un breve corte, se abre la parte musical con un nuevo invitado y otra vez el espacio de micrófono abierto. Breve descripción de algo super simple pero a la vez lleno de cosas. Gente a la que le interesa perder (dinero, tiempo, etc) para poder encontrarse.
Calidez. Esa es la primera palabra que se me viene a la mente. Calidez desde el abrazo de bienvenida y de cada desconocido que llega a la casa. ¡Comida! ¡sí! Preparan comida casera que comparten entre risas, mientras el que ande por la vuelta ayuda a cortar, arrima platos, vasos, tazas, lo que haya a mano, mientras la perra busca quien le haga mimos.
Así, simple, a la luz de las velas en esa décima edición, la casa se llenó de voces, de idiomas, de charlas espontáneas entre conocidos y desconocidos, entre hombres y mujeres, jóvenes y no tan jóvenes que ofrecían sus pechos para el estandarte de la calidez.
Claudio nos hace reír y pensar en sus poemas finlandeses con olor a Montevideo (¿o montevideanos con olor a Finlandia?)
Rebeca, con sus enormes ojos azules y su cara rosada enmarcada por el septentrional pelo rubio, nos conquista el estómago con brownies y el corazón con su acento y sus miradas seductoras mientras lee cosas de aparente inocencia. Ventisca.
Brown con sus ojos cerrados y la cara del disfrute a cada segundo de su música.
Rachel con las canciones más hermosas que he escuchado en este último tiempo, nos habla de imaginarse observar a los vecinos, nos explica todo con su perfecto español.
Nicolás contando qué pasa después de la muerte, las velas le hacen un rostro tenebrosamente fantástico, resaltando sus muecas, mientras es acompañado por la simpática perra (y yo pienso en Mademoiselle Nobs)
Laura canta con una voz limpia canciones de una inocencia adolescente.
Fede repite esa canción que escuché hace unas semanas y me gustó, pide disculpas, continúa, llueve calma y puertas entreabiertas.
Patricia nos hipnotiza con su danza de fuego, el sonido de las llamas contra la noche estrellada, el olor a kerosene, la guitarra improvisada que le acompaña en el juego.
Y ganas de volver, caminata eterna entre la soledad de un domingo. Se parece bastante a esa sensación de soledad que me invadió constantemente en la casa. Rodeada de gente, escuchando cientos de conversaciones a la vez, pero escondida detrás de un vaso en algún rincón de la penumbra reinante, esa soledad tan concurrida me daba largos instantes de contemplación. Ganas de salir corriendo mezcladas con ganas de quedarme hasta recuperar algo que creía perdido.
Luego más soledad en la noche fresca de un Montevideo dormido.
Y a dormir con la esperanza de algún día...

9 comentarios:

Fd. dijo...

Me gustaría asistir a una de esas.
Tenés algún dato de cuándo se hacen?

Salud,

Fd.

Fiorella Giacomo dijo...

Mira que lindo .. y original!
me gusta

Soledad Di Pasquale dijo...

Qué ganas de todo eso. Hasta de la soledad de montevideo...

Besos, linda!

María Mácula de Rojo dijo...

uy a mi también me encantaría ser parte de eso! si es abierto, pasá el dato. besote!

Xaj dijo...

Que bien suena todo eso, rubí.
Qué bondi me deja bien?

Diang Lugo dijo...

Parece bastante original e interesenta ese tipo de encuentros a los que asistes... Ojala por acá hicieramos de esos...mmm.. creo que inventaré uno jajaaj-.- nah en serio se lee bastante bien.. Besos...

... dijo...

Hola muy bueno tu blog! te dejamos el nuestro para q pases y nos comentes!!

Gracias ;)

http://estherysonya.blogspot.com/

El poeta invisible dijo...

¡Suena al paraiso!

Dolores Eidán dijo...

Qué lindos encuentros!
Ansia de pertenecer.
Y acompañarte en la soledad de las multitudes.

Saludos!