Adivino la súplica en los ojos de una mujer: "Salvame de este cuerpo, no quiero habitar más en él."
Retrocedo hasta las lágrimas, desando la memoria un año hacia atrás, recuerdo a esa otra mujer con ansias de liberarse de su cuerpo malsano, su redención del pasado abril, mi ausencia en su último cumpleaños.
El conejo blanco corre frente a mí con sus ojos desorbitados. Estamos llegando tarde.
3 comentarios:
tu amiga
http://elmalintencionado.blogspot.com/2012/02/hace-mucho-calor-y-espero-que-venga-el.html
Parece no haber tiempo suficiente ni conejos que se salven de llegar tarde...
Un abrazo
Hermoso.
Siempre vuelvo a leerte.
Abrazo!
Publicar un comentario