miércoles, 30 de enero de 2008

Umbral

No vi amor en aquel umbral. Nada más unos gestos apurados y nerviosos, una escena demasiado joven para la joven noche.
Presencié sus manos de a ratos atrevidas y sus ojos cerrados casi por regla y pensé en ellos más allá de ese momento.
Lejos, habrían otros, un mundo al que quizás poco le importara su efervescencia casual, sus ganas de explorarse, sus promesas al viento.
Todo lo que tenían era un ratito en la noche, a los ojos de la plaza amurallada y de todo aquel que pasara o esperara el ómnibus en la parada, para decirse cosas sin palabras.
Y la noche les acariciaba con su humedad sangrienta, regalándoles algo de oscuridad para anestesiar el pecado. Probablemente tuvieran algunas bajas, profesores culpables de su desdicha o quizás ella fuera la mejor de la clase y él planeara raptársela algún día y hacer que le pusiera cuernos a los números. Nada sé.
Sólo que no vi amor en aquel umbral, nada más una inocencia con hambre, unos torpes alumnos de la vida con ganas hormonales de aprender.

jueves, 24 de enero de 2008

Espera

Se sentó y, frente a la pantalla, removió con las puntas de los dedos el resto de delineador que amortiguaba su mirada. Ocupó varios segundos en esta tarea que le ayudaba a conservar la calma mientras esperaba que del otro lado aquella voz invisible la rescatara del naufragio.
Como tantas noches, releyó repetidamente algunas cartas, comprobó que todo estuviera en orden, intentó distraerse con asuntos varios y volvió al blanco en la comunicación que pretendía se prolongase por horas.
Acarició sus propios pensamientos y se dio cuenta de la falta que le hacía ese rato virtual en el que se mezclaban acentos, pieles imaginadas, algunos versos ajenos, las voces de tantos que los precedían y sus propios miedos y ansias y sueños.
El resto de su vida era una tormenta sin norte, una absurda colocación de días y momentos sucesivos. De a ratos le asaltaba la idea de huir, de meterse en cualquier barco y escapar como polizón del veneno de la ciudad, de las horas interminables de clases, de los naufragios de otros, del viento que apenas movía las cortinas, de los sabios que de tan sabios mataban la libertad.
Algunas luces parpadearon. Falsa alarma.
Colocó los pies sobre la silla, con las rodillas aplastadas contra el pecho, comprobando que cada vez era menos el resto de negro debajo de sus ojos. La madrugada imploraba respeto, delataba a quienes estaban fuera de sus camas para simplemente dejarlos morir en la negrura de la cita en vano.
Más al sur, algunos estarían comenzando el ritual urbano de divertimento popular, alguno que otro el ritual de apareamiento, mientras que los parias bailarían solos por el resto de la noche.
Allí no había ni bailes ni diversión, solo el ritual comprometido de la noche, que siempre se hacía inhóspita hasta que iniciaba la comunicación, hasta que él llegaba con algún verso de Hernández o Juarroz como recién arrancado de un campo de flores.
Pero nada pasó. La mañana la encontró con un poco de negro chorreando por las mejillas, recostada contra un escritorio cansado. Un nuevo día que atentaría contra su paciencia y su esperanza, una nueva oportunidad de llegar entera a una noche que esta vez, no prometía nada.

sábado, 19 de enero de 2008

handwriting 3

cuaderno de anotaciones III

martes, 15 de enero de 2008

verano en Montevideo

Escribo desde un día de silencio. Después de acumular notas, montañas y montañas de pequeños sucesos guardados en la memoria para reproducir en alguna ocasión, llego ahora con las manos vacías.
Las manos vacías y el corazón cansado, la cara quemada por el sol, los ánimos de unas vacaciones truncas atándome los tobillos.
Alguno que otro recuerdo se cuela en estas noches en que el calor, a diferencia de otros años, permite dormir. Aún así, hay una pequeña vigilia, estimulada por largas horas de sueño previo y la televisión, que hace posible unos minutos de reflexión. Recuerdos de playas solitarias y juguetes de colores, recuerdos de amores imposibles, de olas estallando contra toda voluntad, de meriendas felices, caramelos ácidos y de ser la última en las carreras de bicicletas.
Hay también recuerdos de cataratas y montañas, de animales exóticos, de amigos y niños ajenos.
Tantas vacaciones tan distintas hacen que me sea imposible de creer la perspectiva de un verano soso y sin nada interesante por hacer.
He tenido que resistir tentaciones, ahogar llantos y traer mi mente de regreso de viajes imaginados, de huidas con desconocidos, de recuerdos de aquel pequeño invierno que tuve en enero.
Montevideo es un fantasma que rechina los dientes. Yo me conformo con este sector de casitas bajas y una sola avenida, con las odiosas ferias de los jueves y los domingos, con el color espabilado de quienes no pueden viajar al mar.
Algún día tendré que visitarla, que acordarme de las plazas que olvidé en el centro, corroborar si no han huido con mi ausencia, si me han extrañado las palomas, muy a pesar de que sigo en su mismo mapa, en la misma ciudad, solo que más al norte.
Y enfrentaré entonces mis miedos y mis nostalgias, los ojos de quienes quedan, los bronceados de los de la primera quincena, el tedio de volver a clases.
A veces algo tan simple como una llamada a la una de la mañana me hace creer que de nuevo todo vale la pena.

viernes, 4 de enero de 2008

amigas inspiradoras

de una foto...



martes, 1 de enero de 2008

nuevo año

Hacer una retrospectiva del año me trae a la mente muchas cosas, algo así como en una lluvia de ideas, como una asociación libre... También me hace pensar en aquellos "Things that might have been" de Borges y los que con Vero cada tanto creábamos.

-un verano distinto
-el fin de una espera
-las ilusiones pasajeras del amor
-el desengaño
-las tardes divertidas en la playa de Malvín
-Montevideo solitaria y absurda
-un comienzo temprano
-trabajo
-fotos en blanco y negro
-amigas
-el gallinero
-guerras y corazones heridos
-vientres hinchados desde tantos sures
-unos tres días que me movieron
-una bendita charla
-el frío de mayo
-diecinueve otoños
-dos misiones
-un concurso
-trajes de lata
-trampas al ojo
-vino en la plaza de los bomberos
-la soledad constante y ambigua
-nuevas amistades
-Mar del Plata y Buenos Aires
-mucho diseño
-salidas premeditadas y de las otras
-el reencuentro de julio
-la gran fiesta de setiembre
-las calles de mi ciudad que se van cayendo de mis versos.
-dolores compartidos
-almas pequeñitas que se hacen añicos
-sorderas
-heridas literales
-algunos poemas apurados
-más y más cartas desde lejos
-charlas interminables
-un año de ahorcados
-nuevos entrañables desconocidos
-un helado de limón
-la página del libro de la vida que nos devuelve al día del Loco
-un año frío, año de botas y bufandas
-año de extraer de las grietas inspiración
-un año con centro en el centro
-un año de callejón y plazas mustias
-interrogantes abiertas, que quizás se cierren el próximo año
-una cuna de utopías, de sueños, de proyectos
-clases de tango
-caminatas hasta el palacio
-las pequeñas huidas
-fiesta de disfraces y caperucita.

Fue un año, se fue. Las cosas que pudieron ser más bien me las reservo, junto con aquellas que también fueron pero ahora no salen...
Gracias a los que estuvieron.
Feliz 2008